Érase una vez tú y yo.

16 0 2
                                    

PRIMER DÍA DE CLASES.

Hola, me llamo Estela una señorita de cabello castaño y lacio, ojos cáfes claro y grandes, delgada, chaparra y algo tonta, y quiero contarles algo de mi emocionante vida, buenoo.

Era otoño, apenas comenzaban las clases, era mi primer día en la preparatoria, estaba muy angustiada de ver como seria ese nuevo mundo, junto con mis compañeros de clase.

Apenas pude pegar los ojos en la noche, me pasaban muchas cosas en la cabeza algúnas cómo ¿Qué pasa si no hago amigos? ¿Con quién estare en clases? ¿Cómo seran mis nuevos compañeros? ¿Será difícil?.

Esas y más pregunas recorrian mi cabeza.

Caminaba nerviosa al salón donde cumpliaria con mis clases, me temblaron las piernas cómo si estubiera en un terremoto, mis manos comenzaban a sudar, cuándo abri la puerta, el profesor me estaba mirando fijamente con una mirada de enfado por llegar un poco tarde.

Finalmente me dijo que pasara y me presentara ante todo el grupo. Me asignaron un lugar, junto ah una niña de ojos cáfeses y pequeños, cabello corto y lacio, blanca, era delgada, no muy alta y usaba gafas, se llamaba Sofía.

Éra muy callada que en ocasiones daba miedo, pero éramos buenas amigas «oh eso pensaba yo» aveces me ayudaba en tareas, pero habian veces que me ignoraba, cómo sí no existiera.

Justo atrás de mi, se sentaba una jovencita (por así decirlo) de la cuál me hice amiga muy rápido, se llamaba Amy, era una niña muy hablantina, ojos pequeños y amarillos, chaparra, delgada, cabello ondulado, y en ocasiones desesperante, ella siempre me hablaba de un muchacho que al parecer se llamaba Christoper, decia que era muy popular, sin envargo, yo no lo conocia y no podia decir si lo era enrealidad.

Todos los días hablaba de él, cómo sí no existiera nadie más en él mundo, incluso llegaba ah artarme con los cuentos de cómo era lo conoció.

                                                                                                             1

POR PRIMERA VEZ, TE ENCONTRE.

Tocaron él timbre para el receso, cómo todos los días, Amy me contaba hacerca de su amor imposible, caminabamos tránquilamente a la cáfeteria, cuándo depronto choque con alguien y derrame mi bebida sobre él, mientras Amy solo miraba hacia arriba, cómo sí algo la hubiera paralizado, levante rápidamente mi cabeza ante aquella persona, su cabello éra rojizo, sus ojos éran cáfes claros y hermosos, éra muy alto, demaciado, delgado y con una gran musculatura, entonces le dije:

-D-Disculpame, no te vi cuándo venia. -cómo sí me hubiera atorado con mi misma baba y disminuyendo la voz como sí estubiera avergonzada-

-Fijate por donde caminas, odio que mi camisa se manche. -con dos arrugas en medio de sus cejas, y un tono de voz algo frío-

-Perdón, ya te dije qué no te ví, fue un accidente. -dije con una sonrísa finjida en el rostro por aguantarme la rábia-

Enseguida me voltee y me diriji a mi salón enojada.

Tocaron él timbre, caminaba devuelta a casa, cómo siempre, mi mamá me preguntaría hacerca de cómo me fue en mi primer día, y para asegurarme que no se preocupara invente una excusa de regreso ah casa.

Cuándo entre y avise mi llamada, me hacerque ah la cocina, donde estaría mi mamá preparando la cena.

-Hola Estela!, cómo estubo tú día. -esperando mi respuesta emocionadamente, obviamente, no le diria qué estube apunto de gritarle ah un niño y qué por su culpa estube con el seño fruncido todo el día-

-Bien, cómo siempre, hice muchos amigos. Me voy a mi cuarto, are mi tarea. - dije cortando la converseción para que mamá no hiciera más larga la plática hacerca de la escuela-

Me diriji ah mi cuarto, saque los cuadernos y lápices que ocuparia.

Ya era media noche y aun no habia términado mi tarea, el sueño ya me estaba ganando, cuándo de repente vino ah mi cabeza algo que jámas me habia pasado, era él, Christoper, al parecer, me habia enamórado de él, pero yo lo negaba por que me parecia completamente imposible, apenas tenía 15 años, no podía dejar de concentrarme en mis estudios.

Me acoste para ver si conseguia dormirme, pero su cara no salia de mi mente, ya estaba arta, tenía sueño y no conseguia dormír.

Tome unas pastillas por qué me quedaba poco tiempo para descansar, me recoste de nuevo y por fin me quede dormida.

                                                                                                        2

Érase una vez tú y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora