–Déjame, ¿cómo se te ocurre que vamos a hacer esas cosas? ¡Somos estudiantes! –le quité las manos a Junsu de mi cintura.
–¡Pero si estamos en el siglo 21! ¿¡cómo vas a ser tan exagerada!? –volvió a abrazarme a la fuerza ,simplemente dejé de forcejear con el y permití que me tocara.
–Sigo creyendo que esto no es muy correcto –Junsu ya se estaba acalorando, tenía sus manos dentro de mi polera.
–Ash esta niña –me dio una de esas sonrisas que tanto amaba –déjate llevar, solo quiero amarte.
–¿Amarme? –mi cara se calentó como una tetera, sin necesidad de mirarme en un espejo sabía que estaba roja.
–Je je... que linda –Junsu sonrío y continuó besándome apasionadamente. Me quité la mochila que aun tenía puesta, y el me quitó la camisa escolar.
–¡Junsu! Esto me pone nerviosa, ¡por favor, detente! –le dije aunque no quería que se detuviera, Junsu ni siquiera me prestó atención y se quitó su camisa, me pegó a el y corriéndome el pelo de la cara comenzó a besarme el cuello. Acariciaba suavemente mi
espalda descubierta, llegó a mi falda, me desabrochó el botón y me bajo el cierre, continúo besándome y luego de un rato me empujó hasta llegar a su cama. Me recosté sobre la cama y Junsu me siguió, me quitó la falda y se puso sobre mi, muy cerca, me sentía avergonzada, pero no quería detenerme.
–¿Estas lista? –me dijo con una sonrisa muy sensual.
–Si... lista.. –le contesté con la cara hirviendo.
–¡Entonces, LEVÁNTATE! –Junsu me gritó, su voz era muy femenina.
–¿Ah? pero si nosotros...
–¡¡LLEGARÁS TARDE!! ¡¡LEVÁNTATE!! –podía jurar que tenía la misma voz que mi madre.
–Junsu...¿qué te pasa? –estaba asustándome
–¿A QUÉ HORA TE DORMISTE? TU DESAYUNO ESTÁ LISTO! –Abrí los ojos de inmediato, mi madre estaba moviéndome para que me despertara.
–¿Qué hora es? –me senté en la cama.
–Son las... 7.10 –me dijo con su "agradable" tono chillón –¿qué estabas soñando!? tu voz sonaba como la de una chica playboy.
–¿playboy? –le pregunté inocente –Estaba soñando que escalaba un gran monte, quizás dije algo de cansada de tanto escalar.
–Ash... te creo tanto –como siempre cada una de sus palabras estaba recargada de ironía, salió de la habitación y me fui a bañar.
Sentía mi cara caliente, debía dejar de soñar esas cosas con Junsu.
–¡Es un amigo!¡Contrólate! –me decía a mi misma mientras me secaba los brazos y las piernas con la toalla rápidamente, me vestí y fui a la cocina.
–¡Papá! –saludé a mi papa que estaba en la mesa leyendo el periódico con un tazón de café con leche.
–¿Cómo esta la niña mas linda de todo Corea?
–Deja de decirme eso –le besé la mejilla, mi padre me decía todos los días lo mismo, desde que tenía memoria era algo rutinario.
–¿por qué? es verdad mi chiquitita –y siempre continuaba con lo mismo.
–Además si quieres hacerme sentir bella deberías decirme que soy la mas bella del mundo, en Corea solo hay una pequeña parte del mundo –me senté y tomé mi chocolate caliente.
–¿Por qué tanta felicidad? –mi madre llegó como siempre a arruinar nte, aunque nunca lo lograba –tenemos tantas deudas y ustedes continúan con esa estúpida felicidad.
