Capitulo 2

179 5 0
                                    

 

Me sentí extraña, después de oír esa frase fue como si mis odios hubiesen sido tapados, dejé de escuchar el ruido de la calle, el ruido del viento, y la voz del caballero gritando por el celular se apagó por completo dejándome oír solo mi respiración y los latidos acelerados

de mi corazón. Miré el cielo, los árboles, las calles, todo estaba normal, las personas caminaban por las veredas de la misma forma, ¿Qué estaba pasando? 

–¿Eun Jin? –escuchaba que alguien me hablaba a lo lejos, miré para todos lados, hasta que miré a mi izquierda, Junsu decía claramente mi nombre, pero no podía oírlo, miré sus labios y de a poco el lejano sonido fue aumentando su volumen –¡Eunjin! ¿Qué sucede!? –me gritó Junsu muy fuerte.

–¿Oh?... yo... no sé... –le dije confundida.

¿¡ALÓ!? –el caballero me gritó por el celular –¿Qué le sucede? ¡venga de inmediato! –me cortó la llamada, fue como si un camión me hubiese pasado por encima, no entendía nada, mis piernas comenzaron a doblarse, sentía como mi cuerpo caía.

–¡Eunjin! –Junsu me tomó de los brazos y me puso de pié, me llevó a su casa y me sentó en el sillón, yo simplemente miraba hacia el vació tratando  de entender lo que me había dicho el caballero –no lo sé, no quiere reaccionar –Junsu llegó con su madre al salón, ambos se inclinaron a mirarme.

–Eun Jin, ¿te sucede algo? –la madre de Junsu me tomó la pierna.

–Yo... –recién cuando la miré al lado de Junsu reaccioné –mi mama... –susurré –debo... ¡debo irme! –me paré de un salto, los corrí a ambos y salí corriendo de la casa.

–¡¡Eun Jin!! –Junsu me alcanzó en la salida y me detuvo –¿Qué diablos te pasa?

–Debo irme –me solté de un tirón y empecé a correr por la calle.

Las palabras del caballero se me repetían una y otra vez en el cerebro... “muertos”. Trataba de pensar en mis padres muertos pero no se me hacía posible, probablemente se había confundido.

Corría como nunca había corrido en mi vida, mi mente estaba en blanco y mis ojos solo miraban el camino que me llevaba a casa, como cuando jugaba carreras en una consola de juegos, debía llegar, y cuando abriera la puerta mis padres serían llevados al hospital para sanarlos, porque eso jamás les habría de pasar a mis padres, éramos una familia demasiado perfecta, nada jamás nos iba a pasar.

Estaba tan ansiosa como si estuviese a punto de ganar un millonario premio y ahí estaba, la última esquina que daba a mi calle, ahí vería mi casa y por la ventana a mi madre con su gesto de enfado de todos los días.

Doblé, y me detuve en seco. Miré la casa, estaba normal, pero miré hacia la puerta, estaba abierta, varias personas salían de ahí, habían dos autos con policías que hablaban con los vecinos y mucha gente estaba alrededor de la casa, tomando fotos y opinando entre ellos. 

–¡ELLA ES! –mi vecino con el mismo tono histérico que tenía por el teléfono me apuntó para que los policías me vieran –¡ella es la hija! 

My Beautiful EunhaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora