Infección

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—¡Dios Jorge! ¿Qué te pasó?, ¿Qué diablos estabas haciendo allá abajo?
Nos tenías preocupados—dijo ella enojada.
—¿Por qué? Estuve ahí solamente unos pocos minutos—dije mirando mi reloj.
—¡¿Unos minutos?!
Jorge te fuiste hace una hora y nadie te había encontrado—explicaba mientras me mostraba su celular con la hora respectiva.
No entendíamos lo que pasaba, teníamos horas diferentes.
—¿Y qué demonios te pasó en el brazo?—tomando mi brazo para analizarlo.
—¡Ah!, despacio, en serio duele, siento que me está quemando.
—Debes ir a un hospital ahora mismo.
—Hay una tormenta allá fuera, sería imposible querer salir de aquí ilesos. Aparte, la herida no parece ser tan grave. Solo ayúdame a buscar algo útil dentro de ésta casa.

Salimos del oscuro pasillo y nos dirigimos hacia las escaleras, mientras las gotas de la lluvia nos cubren completamente, las gotas que se filtraban por aquel agujero en el techo. Ese agujero que no parecía tener explicación alguna de su existencia, al menos no una realmente creíble.
—¡Elizabeth! ¡¿Ya encontraste al tonto?!—gritó Joel desde arriba.
—¡Sí aquí estoy, idiota!—respondí.
—Encontramos dónde refugiarnos del agua en el tiempo que desapareciste. Ven, vamos—decía Elizabeth mientras extendía su mano—ahora hay que encontrar algo con qué curar esa... cosa.
—Sí... solo intenta no mencionar nada sobre esto con ellos, ¿de acuerdo?—bajé la manga de la sudadera para así cubrir la herida.
—Está bien, pero solo si me dices qué diablos sucedió allá abajo.

Al ella haber realizado esta pregunta cayó un rayo cerca, iluminando el lugar por dos segundos, segundos que parecieron horas. Segundos en los que veía el rostro de Elizabeth totalmente desfigurado y en estado medianamente avanzado de descomposición. Un rostro el cual parecía no tener forma alguna después de varios y tenía la apariencia de haber sido realmente destruido antes de ser enterrado.
—¿Estás bien?
—Sí, solo un susto por el rayo—dije mientras miraba la mano de mi brazo herido. Las venas negras ya habían alcanzado hasta su muñeca.
"No debiste haber venido aquí", ¿a qué se refería?
Volteé hacia atrás y ahí estaba mi clon, detrás de una de las ventanas.
Estaba golpeando ligeramente el cristal con su dedo, junto con una sonrisa completamente cínica y los ojos totalmente abiertos, observándome. Con cada golpe que daba mi brazo ardía cada vez más. Sentía cómo se expandía la oscuridad en mi brazo.

La Mansión Winchester.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora