Reflejo

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Se fue acercando cada vez más muy lentamente hasta que puso su mano en mi cuello, empujándome hacia la pared que estaba a mis espaldas. Levantó su mano colgante y activó un encendedor, iluminando así levemente el cuarto, y principalmente, revelando su identidad.
Era yo mismo, como si fuera un reflejo. Un clon mío.
—Estás muy lejos de casa amigo—dijo mi otro yo mientras me apretaba del cuello con su mano contra la pared—Nunca debiste haber venido a este lugar.
Lo miré a los ojos y vi que no eran los de una persona normal. La iris no tenía ningún color en específico, estaba totalmente variada de diferentes colores, resaltando tonalidades frías. Colores que parecían estarse moviendo mientras los miraba, que mostraban locura, desesperación, miedo, adrenalina, y muerte.
Intenté pedir ayuda pero me ahorcó más fuerte, impidiendo que pudiera hablar y dificultando mi respiración.
Dejó caer el encendedor, apagándose en el impacto, llenando nuevamente el cuarto de oscuridad casi total. Sacó de su bolsa lo que parecía ser un objeto punzante.
—Esto será más rápido y doloroso que la asfixia—dijo sonriendo cínicamente—y amo el dolor de los demás.
—¡Hey Jorge! ¿Estás ahí abajo?—gritó Elizabeth asomándose por la puerta.
Mi doble al oír estas palabras me sonrió y me hizo una leve cortada en el brazo. En el momento de realizar el corte desapareció en el aire esfumándose, como si fuera un simple fantasma.
Al desvanecerse caí al suelo y finalmente pude respirar.
—¡Sí aquí estoy!—dije tosiendo entre cada palabra.
Después de haber subido a donde Elizabeth miré la cortada en mi antebrazo.
Se encontraba completamente negra el área alrededor, sobresaliendo las venas de todo el brazo.
Se había infectado.

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