Prólogo.
Me arrastré como pude hacia el árbol que tenía a unos pocos centímetros y recosté mi espalda en contra de éste. Respiré con dificultad cuando sentía que la adrenalina llegaba a mis oídos en un nanosegundo.
Miré el brazo derecho y de él salía un pequeño brote de sangre.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas y suspiré pesadamente conteniendo las ganas de llorar.
Miré a mi alrededor esperando que nadie me encontrase y tomé mi brazo con cuidado a no gritar por él dolor que sentía con el roce de mis manos. Ahogué un grito cuando el sonido de las ramas moviéndose detrás de mí y una voz se escuchaba desde esa dirección. : ''―Encuéntrenla. ―''
Cerré los ojos ante la desesperación, la lluvia caía sin parar y yo le rezaba a Dios que nadie llegara a encontrarme porque sí esto sucedía, la única consecuencia sería la muerte.
Me sentía miserable. Nunca en mi vida me había imaginado con acabar de ésta forma, nunca imaginé que me pudiera meter en problemas con una simple acción.
Me arrepentía totalmente de haber conocido a esa persona, me arrepentía de ese día en el que mi perdición estaba enfrente de mis ojos.