•JK•
Después de un fin de semana lleno de cosas, ya estabamos de nuevo en lunes. Me sentía más tranquilo por haber hablado con Tae la noche del sábado, supuse que hoy que nos veríamos todo iría bien, mis pasos eran despreocupados y sin prisa.
Al llegar, ahí estaba el entusiasta chico castaño que moría por ver, me dirigí hacia nuestros lugares y tomé asiento, al fin podía tenerlo cerca de nuevo.
-Hola Kook -sonrió- Antes de que vayas a decirme algo más quería invitarte a algo, pero solo si me lo permites.
Luego de lo ocurrido hace poco, no sabía ni que esperar, pero no era capáz de negarme.
-Claro, dime.
Suspiró, su mirada no podía verme directamente, así que se mantuvo observando cualquier otra cosa que no fuera yo.
-¿Irías conmigo a una cita?
Mi sangre se heló, pude haberlo previsto, no sabía ni que responder, nunca había tenido una cita y mucho menos con un chico que era mi amigo. Eso me hizo entender que el beso tenía un objetivo, y no fue solo cosa que se dio en el momento.
-Yo..eh..am... -tartamudeé incapaz de seguir observándolo - ...s..si, me encantaría.
No tenía idea de donde había salido la respuesta, pero ahora ya estaba comprometido. Me dijo que sería ese mismo día en la noche, en un restaurante de nombre extraño. Recibimos la clase, luego de que acabara cada quiém fue a su casa para arreglarse, él pasaría por mi.
Mis nervios me comían por dentro, no es que no quisiera ir, pero si me hubieran dado a escoger entre quedarme en casa viendo tv o ir a una cita, me hubiera quedado con lo primero. Me aterraba lo que pudiera suceder.
No voy a mentir, pero desde que nos besamos no había dejado de sentirme confundido y extraño, cuando recordaba ese preciso instante un cosquilleo se apoderaba terriblemente de mi.
Me tomé una taza de té para calmarme, no podía ir en ese estado. Una hora después, Tae llamó a la puerta, el verlo hizo que se me pusiera la piel de gallina. El miedo me estaba abrumando. Nos saludamos, subimos al auto y empremdimos el camino hacia el restaurante.
Me estaba sofocando, así que bajé el vidrio, el aire me hizo muy bien. Tamborileaba mis dedos sobre mi pierna como indicio de mi nerviosismo, Tae se fijó en eso y antes de hablar suspiró.
-No era obligación que aceptaras -dijo.
Me giré a verlo y puse mi mano sobre su pierna.
-En verdad quería venir -sonreí tras sentir que él cogía mi mano.
Después de un rato, llegamos a nuestro destino. Bajamos del auto y nos adentramos en el restaurante, pedimos una mesa para dos, tomamos asiento y ordenamos para luego quedarnos hablando.
Conforme el tiempo iba pasando, mi miedo y nerviosismo fue desapareciendo, ya me daba igual si estabamos ahí como amigos o lo que sea, solo me importaba lo bien que nos la estabamos pasando.
En un momento de silencio, me puse a ver detenidamente a Tae, verlo directamente a sus ojos marrones hacía que mi corazón se acelerara, por más dificil que me resultara en ese momento quería saber de que se trataba todo eso que Tae había logrado en mi desde que nos conocimos.
Poco a poco pude saber que era nada más y nada menos que el amor, yo estaba enamorado de Tae, por más que me costara aceptarlo, era cierto, demasiado para ser real.
Era difícil aceptar que yo tampoco lo había estado observando solo como un amigo, todo ese tiempo había estado viendolo con ojos de amor, creo que mi poca experiencia con ese tema hizo que me cegara ante la realidad.
Así que esa era la verdad, yo también amaba a Tae.