•TH•
Me encontraba de camino al edificio de artes en mi auto, de camino pasé comprando unos chocolates para Kook, quería darle un pequeño regalo. Aparqué mi auto en el estacionamiento que estaba en el frente del edificio, tomé mi maletín junto con los chocolates y bajé del auto.
Caminé hacia la entrada, donde me topé con Kook dispuesto a tomar el elevador, él estaba de espaldas así que no se había percatado de mi presencia.
-Por las escaleras es más rápido -le susurré en el oído.
Él se giró a verme, se había asustado.
-Es cierto, pero sabes qué, hoy no subiré ya que estás aquí -respondió.
-¿Qué? ¿De qué hablas? -pregunté confundido.
Me tomó de la mano y me llevó fuera del edificio, para después llevarme al estacionamiento, buscó mi auto e hizo que me subiera.
-¿Piensas decirme qué está pasando?
-No -se subió al asiento del copiloto y cerró la puerta - Vamos al muelle.
No entendía para qué quería ir ahí, pero aún así le hice caso a lo tonto, salí del estacionamento y conduje hasta el muelle, en todo el camino pude notar que Kook estaba inquieto, algo pasaba y la curiosidad me estaba matando.
Tardamos como veinte minutos en llegar, bajamos y caminamos hasta la orilla para sentarnos como la vez pasada. No comprendía que estaba ocurriendo, y necesitaba hacerlo.
Kook suspiró y movió sus pies con inquietud, estaba buscando las palabras adecuadas para comenzar a hablarme.
-Quiero confesarte algo, pero no sé si vaya a hacerlo bien -dijo viendo hacia el agua.
-Adelante, te escucho -dije observandolo.
-Yo...al fin he comprendido lo que es estar enamorado de alguien.. -suspiró y dirigió su vista hacia mi- y es algo increíblemente confuso..
Temía que su intención era hablarme sobre que estaba enamorado de alguien más, me habría dolido muchísimo recibir un impacto tan grande.
-¿D..De quién te has enamorado? -pregunté.
Se acercó más a mi, tanto que hizo que mi pulso se acelerara.
-De ti -sus labios apresaron los míos con falta de experiencia, pero aún así consiguiendo esa sensación indescriptible.
Correspondí el beso, me sentí lleno de emociones alucinantes, era tan irreal. Pasé la tarde entera disfrutando de sus dulces y deliciosos labios, no podía parar, sus besos me llenaban de vida.
La noche comenzaba a caer, había frío y ambos teníamos irritados los labios de tanto besarnos, creímos que había sido suficiente.
Nos levantamos con pereza, caminamos devuelta al auto y nos subimos, conduje hacia la casa de Kook. Se despidió de mí con un último beso lleno de ternura para luego bajarse y entrar a su hogar, sin duda ese chico hacía de las suyas conmigo.
Volví a mi casa, entré y me dirigí a mi habitación. Aún no podía descansar, debía planear algo para dar el siguiente paso, y quería hacerlo de una manera perfecta.
Llamé a Hobi alzando la voz, él llegó a mi habitación algo desconcertado, se acercó a mi y me dio un abrazo como saludo.
-¿Para qué me llamaste? -cuestionó.
-Necesito de tu ayuda -tomé mi laptop y mi cámara.
-¿Qué harás?
-Haré que Jung Kook sea oficialmente mi novio.
Hobi sonrió y se sentó en mi cama, extendió sus manos para que le entregara la cosa con la que me ayudaría, así que le di mi cámara. Teníamos mucho trabajo por hacer.
Ya lo tenía casi todo después de esa tarde en el muelle, solo hacía falta una cosa más, algo que de seguro Kook no olvidaría.