"Todo el mundo piensa en cambiar el mundo pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo".
Estoy perdida. Perdida en mi mundo. Ando descalza por el suelo del baño. Está húmedo. Miles de cristales. No sé a dónde mirar. El espejo está roto. Más rota estoy yo. Me duelen los pies. Tengo heridas. Demasiado dolor. No sé qué hacer. Me miro entre rajas del espejo y me asusto. Estoy pálida. Mis ojos brillan más que nunca, pero sin confundir, es por haber llorado por horas. Me relamo los labios y muerdo el labio inferior. Oh no, empieza otra vez. -¿Por qué no paras de llorar de un puta vez ya, joder? ¡Siempre estás igual! ¿no ves que no vas a cambiar? ¡PARA YA! - Mil lágrimas resbalan por mis mejillas. Me falta el aire. No puedo respirar. -¿Qué me pasa? - Intento calmarme. Respiro hondo. Le doy la espalda al espejo roto y camino. Estoy harta. Harta de no saber qué hacer para ayudarme a mí misma. -¿Qué hago?- Mis piernas andan con más soltura. Voy a mi habitación y cojo mi preciosa guitarra. Mi compañera de vida. Y salgo. Troto. Corro. Me libero. Grito. Dejo salir todo. -¡¡JODER!!- No puedo más. Me falta el aliento. Bff. -Eso es por comer mierdas, que ya no te da ni para correr un poco. ¡Siempre igual!, ¿Quién te va a querer así? - Otra vez la maldita voz esa, joder. -¿Qué he hecho yo para merecerme esto?- Me hundo en mi propia miseria. Joder ya no sé ni dónde estoy. Me he perdido. Literal. Tiro por un camino estrecho. Hay barro. Sigo descalza. Hace frío. Me froto mis hombros para darme calor. Respiro aire puro. Y lo veo. Veo el mar. Aquel mar de color azul océano. Precioso. Tranquilo. Pacífico. Horizonte al final. Aves corriendo por el cielo. Cielo gris. Remojo mi pies para lavar las heridas. Eta fría. Hay peces en el mar. Qué bonito. Mis ojos se humedecen, por milésima vez, pero esta vez es diferente. Me emociona ver el mar. Escucho el sonido de las olas al romperse. Es música para mis oídos. La música me cura. Me ayuda. Lo sé. Es tan necesario para mí. Me salva la vida. Me recompone. Me da vida. No sé qué hora es. Pero me da igual. Saco la guitarra de la funda y me siento en la arena. Esta fría la arena también. Me incorporo. Respiro. Me desconecto de toda la mierda que llevo dentro que por desgracia mi mente lo crea. Y empieza la magia. Mis dedos corren entre las seis cuerdas con rapidez. Nace una melodía preciosa. Me siento libre. Y canto. Canto con todas mis ganas. Sentimientos a flor de piel. Libre. Lágrimas salen de mis ojos, de felicidad. Suelto todo. Todo. Me vacío. Me siento segura así. Mi guitarra me protege, mi voz me libera. Soy libre. Soy feliz así. Con las cosas pequeñas. Poco a poco. La felicidad no nace de por sí, se trabaja. Empieza a llover. Hora de marcharse a casa. Por el mismo camino, pero sin la misma sensación. Ahora estoy bien. Me siento bien. Estoy agusto. Encuentro el camino y llego a casa. Recojo los cristales rotos y me ducho. Me meto en la cama y sonrío.
Hoy empieza una nueva vida, mi vida nueva.
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Todo pasa por algo.
Short StoryHistorias cortas en las que te sentirás identificado/a o no. Historias cortas en las que te harán llorar o reír. Historias cortas en las que amarás u odiarás. TODO. Absolutamente todo puede pasar al leer una historia corta. Solo sabemos una cosa: Q...