Cap.13 "Castigo".

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Por fin acabo otra semana, pensó desde el interior de su auto, viendo su casa. Se sacó el suéter del uniforme, tomó su mochila y salió de su auto. Empezó a caminar en dirección a la puerta principal y al entrar lo primero que vio fue la silueta de la rubia con un elegante vestido blanco, cruzada de brazos, sin quitarle la mirada.

-¿Qué? -preguntó acercándose a la rubia, a pasó firme y con la mirada fija en ella. La fastidiosa no dijo nada, sólo la observaba acercarse.

__________ pasó junto a ella y empezó a subir las escaleras, podía escuchar los tacones de la rubia tras ella. Al llegar a su habitación, la mujer que arruinaba su vida la tomó por el hombro, haciendo que se volteará y la acorraló contar la puerta. _________ dejó caer su mochila y su suéter, para luego ser ella quien acorralara a la rubia.

-No te metas conmigo -le advirtió muy cerca de ella. La rubia no dijo nada, _________ sólo se volteó, tomó sus cosas y entró en su habitación.

La había tomado por sorpresa el comportamiento de la que ella prefería no decir su nombre, pero no le iba a tomar importancia, la ignoraría igual que a todo lo demás.

-Mierda -bufó él en voz alta.

Se encontraba en su oficina y acababa de hablar con Margaret, le había dicho el nombre de la castaña sin percatarse. Se había despedido de ella con un <nos vemos mañana _________>, la había cagado, sí, lo había hecho y todo por no poder dejar de pensar en la endemoniadamente bella ojiazul. Para él huir de sus ojos, su mirada, sus labios, sus palabras, su actitud. Huir de __________ en sí, era imposible. Le daba miedo poner nombre a lo que estaba sintiendo por __________, pero no se la podía sacar de la mente ni un solo minuto y aquello no era buena señal.

 Le daba miedo poner nombre a lo que estaba sintiendo por __________, pero no se la podía sacar de la mente ni un solo minuto y aquello no era buena señal

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Bufó nuevamente, desordenando su cabello.

-Elaine, adelanta las dos últimas reuniones -ordenó atraves del comunicador-. Quiero que una sea a las 13:40 y otra a las 16:00.

-Está bien señor Garritsen -respondió recordándole la manera en la que la castaña lo decía, sólo para tentarlo-. Yo me encargo de avisar las respuestas.

Dejó el aparato en su lugar y siguió con la revisión y firma de documentos que había interrumpido la llamada de Margaret.

Las reuniones con el personal-que las había tenido que dividir en dos para poder orientarlos a todos- de la nueva cede habían sido buenas, sólo tenía que dejar a cada quien en su puesto, dar órdenes y para finalizar una charla estimulante. Nada del otro mundo, pensó acomodando sus cosas en el portafolios.

Eran las 18:30 p.m y su último día en Bélgica había terminado, sólo tenía que recoger sus cosas de la oficina e ir al hotel a arreglar lo poco que había empacado para el viaje. Su jet privado partía a primera hora y eso hacía que su reencuentro con la diablilla de ojos azules fuese más próximo, poniéndolo un poco ansioso.

Make Daddy Proud •Martin Garrix y Tú Hot•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora