Glasses -H.S-

41.

El semestre había terminado. Tal vez ahora podía descansar un poco de todo esto, sin embargo mi mente estaba cargando tantas cosas y todas giran en torno de Harry. Esa era la razón por la que lo llame a la azotea de este lugar.

—¿Cuando empezaras a hablar? Estoy perdiendo clases.
—No creo que te importen mucho las clases.—Dije apoyando mis manos sobre la barra y mirando hacia el frente.
—No creo que a nadie le importen estas clases, cuatro ojos.

—Te he llamado aquí para que conteste a una pregunta que no puede salir de mi mente.

—Entonces di esa pregunta para responderla y pueda irme.

—Escucha.. Se que no tiene sentido preguntarlo a estas alturas, pero ¿Porque dices que me odias y pareces no tratarme a veces como si lo hicieras? Tus palabras no concuerdan con algunos de tus actos.

—¿Esa es tu gran pregunta?—Escuche una pequeña carcajada a mis espaldas.

—Solo responde.

—Si me mentalizara que te odiara con mis fuerzas enteras, me volvería amargado y tendría que pensar en ti con el ceño fruncido las 24 horas del día. Es mejor si solo disfruto de tu sufrimiento.

—Entonces.. ¿No te importaría si muero en este momento? O.. Si tus actos terminan Matándome.. ¿No te importaría? ¿Cierto?

—Que preguntas mas estúpidas haces.

—No me odias realmente. Solo estas resentido por el pasado. Dime algo, si te dijera que te deje solo por ser obligada.. ¿Me creerías?

El silencio. Eso era lo que se escuchaba de parte de mi, de parte de el, y de parte del mundo. Era como si el silencio respondiera por el a mis preguntas.

—No..Solo tratas de engañarme, piensas que volveré a ser el mismo pero no sera así. ¡Aquí..—Tomo mi mano y la puso es su pecho aun sujetándola. Podía sentir sus latidos, no se sentían tan calmados.—Aquí... Tu no puedes volver a entrar..

Soltó mi mano y se alejo de ahí. Se fue sin decir algo mas, sin dejarme decir nada mas, y aunque dijo que no podía entrar a su corazón, parecía que en el momento en que coloco mi mano en su pecho su corazón se hubiera abierto para mi, pero lentamente se cerro cuando alejo mi mano de ahí.