Otro día más de escuela y sigo teniendo el mismo miedo de hablarte. Decidí que lo mejor habría sido que me olvide de ti y que no pensaría en ti jamás. Me hace demasiado daño verte con chicas que no sea yo. Pero sé que eso, será imposible.
Doblé a la siguiente esquina para recoger algunas de mis cosas, pero en el momento que mi culo había tocado el suelo, y al escuchar las miradas y risas enfocándose solo en mí, quería desaparecer. Me iba levantando poco a poco, pero unos brazos tocaron los míos, y podría decir que una corriente eléctrica había recorrido en todo mi cuerpo, eso solo lo provocaba un chico, y me di con la sorpresa de que eras tú.
Me diste una de tus hermosas sonrisas y me ayudaste a levantarme, recogiste algunas cosas que cayeron de mi bolso, y me acomodaste el cabello como un acto tierno de tu parte, sin duda este momento jamás lo olvidaré.
