—Vamos, cariño. Es hora de levantarse —mencionaste por séptima vez en la mañana, tirando suavemente de las cobijas, pero la oji-verde aun se negaba.
—No quiero —respondió en modo de queja, no podías verlo pero estabas segura de que hizo un puchero.
![]()
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
