Felicidad

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Felicidad

Del latín "felix, felicis" estado de ánimo de una persona que se siente satisfecha, por gozar de lo desea y disfruta.

Del latín "felix, felicis" estado de ánimo de una persona que se siente satisfecha, por gozar de lo desea y disfruta

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No existe nada en el mundo más tierno, romántico y agradable, que despertar junto a tu esposo, en un día nevado. Al menos ese era el día perfecto para Yixing y Jongdae. Llevaban más de dos años casados y unos cuantos de pareja, pero jamás cambiarían el despertar juntos por nada del mundo.

La luz entraba con algo de fuerza por la ventana, atravesaba las cortinas y reflejaba en el rostro de amos muchachos. Aunque solo uno de ellos fue capaz de abrir los ojos.

Yixing se estiró en la cama, cerrando sus puños y haciendo que parte de su espalda crujiera. Había dormido tan profundamente, que le costó hasta levantarse. Se quedó unos cinco minutos mirando la puerta, sin pensar en nada, replanteándose el por qué tenía que salir de la cama o el por qué se había despertado. Entonces giró el rostro y allí estaba su dormido marido. Tan perezoso como siempre, abrazando la almohada y babeandola.

A saber en qué estaba soñando.

Quizás ambos eran de metabolismo lento, pero es que... Era muy pronto para ellos, mucho. Y hasta que Yixing no estuvo medianamente despierto, no cayó en qué día era hoy.

-¡AIYO! ¡QUE ES NAVIDAD!

Rápidamente se tiró encima de Chen, para usar todo su peso en despertar a ese dinosaurio.

-ARRIBA CHEN. DEJA DE HIBERNAR. VAAAAAMOOOOOS A ABRIR LOS REGALOS.

El pobre Chen no necesitó nada más para abrir los ojos, esbozando una sonrisa de lo más amplia y deslumbrante que tenía. Se pasó la mano por la cara y entonces se percató de que tenía un chino de lo más emocionado sobre él.

-Ah, ah... Yixing. Que me vas a aplastar... En Navidad no por favor.

-Aiyooooo, despiertate ya.

-Pero si te estoy hablando.

-Digo... Eh. Que te levantes.

Chen no se contuvo en que una larga carcajada inundara toda su habitación de matrimonio. Le encantaba ver a su marido y su intensa pelea con el idioma coreano.

-Vale, vale... Ya me levanto. Pero antes...

Abrazó al mayor con fuerza y de un solo movimiento le tumbó en la cama, colocándose sobre él. Le empezó a hacer cosquillas y por si acaso eso no era suficiente, le sopló levemente en el cuello.

Su marido no podía dejar de reírse a carcajadas, entre "aiyos" y gritos de todo tipo. Le encantaba verle feliz, sonriendo y siendo tan alegre como siempre era.

-¡Aiyoooo! ¡Aiiiyooooo!

Al final se detuvo, cogiendo a Lay de ambas muñecas y haciendo que le rodease el cuello con cariño. Le miró de aquella forma tan especial, tan romántica. Le encantaba verle siendo él.

-Feliz Navidad, Yixing. Te amo con todo mi ser y mi corazón.

-Y yo a ti, Chen. Feliz Navidad.

Y en ese momento, una dulce ovejita empezó a ser devoradas a besos, a cosquillas y a algún que otro mordisco. Así estuvieron un buen rato... Bueno, al final hicieron más cosas que darse solo amor, pero que no voy a comentar aquí. Allá cada uno con su imaginación.

Un par de horas más tarde, Yixing por fin estuvo en plenas facultades para ir al salón y abrir sus regalos. Había uno enorme para el chino y varios para el coreano. Al fin de cuentas, en ese día, no sólo importaba el tamaño, la cantidad o si había o no regalo, lo que más le importaba a ellos, era estar juntos.

-Venga Yixing, abre el tuyo primero. -Chen cogió el enorme y blandito paquete, dejando que fuese su marido quien lo abriera.

Yixing no fue meticuloso con el envoltorio, de hecho lo destrozó en pedazos, dejando a la vista una hermosa oveja-unicornio (Una oveja con un cuerno, muy original Chen) Pero fue más que suficiente para que a Lay le saliera una sonrisa de completa felicidad, estrujara su regalo entre sus brazos y luego se tirara sobre su pareja para robarle un beso.

-Es genial, ay, ay, voy a dormir siempre con él.

-Oye, pero no me sustituyas a mí por él, eh.

-No, no, no, a él le quiero, a ti te amo.

Las mejillas de Chen se tiñeron de un rojo carmín y acabó rodeando con fuerza el cuerpo de su marido. Si es que de verdad que no se merecía a un ángel tan bueno, puro y bonito como lo era Yixing. Qué había hecho él, para ser tan bendecido. No se lo creía. Y jamás terminaría de creerselo.

Entonces fue el turno se Chen. Yixing le había comprado todo un arsenal de regalos, para que su marido no se quejara: una gorra nueva, un reloj, una camiseta de tirantes de la que tanto le gustaba tener. Pero aquello no era más que regalos materiales, que obviamente ilusionaron muchísimo a Chen.

Para ellos dos, lo más importante era estar sanos, estar juntos, llenos de felicidad, disfrutar el uno del otro, amarse y respetarse mutuamente. Fuera de eso, no había nada más que les importara. Vivir una vida plena, completa y feliz, ya sea en Navidad, ya sea en cualquier día, mientras se mantuvieran sanos y felices, no importaba nada más.

 Vivir una vida plena, completa y feliz, ya sea en Navidad, ya sea en cualquier día, mientras se mantuvieran sanos y felices, no importaba nada más

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Felicidad [One Shot] | XingDae / ChenLayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora