Santino se durmió a mi lado y yo sentí de nuevo que estaba en el mismo cielo, flotando en una nube junto al ángel de mis sueños. Por poco me pellizco para sentir si estaba despierta o no. Por fortuna no estaba soñando, no quería perder el tiempo durmiendo cuando tenía a un hombre desnudo junto a mí, en mi habitación del hotel, tan cerca que podía escuchar su respiración, cuando podía ver su cuerpo en vivo y en directo y no por una cámara web a través del Messenger.
Definitivamente estar con él no había sido como me lo había imaginado tantas veces en mis noches de insomnio, sino es mucho mejor; mis expectativas habían sido alcanzadas y superadas con creces tanto que me daban ganas de reír o de saltar sobre la cama pero no quería despertarlo.
Alguna vez escuché que mirar a una persona mientras duerme es como abrir una carta que no es para uno, pero eso me parecía una estupidez y más en este momento. Mi única intención era velar su sueño, mirarlo a mis anchas mientras no era consciente de ser observado, llenarme la mente con la vista de su cara tan plácida mientras le declaraba mentalmente mi devoción.
Bajé la mirada por su silueta, por su perfil, retirando un poco la sábana roja la cual se resbaló deliciosamente por su costado. En cualquier otra circunstancia esas sábanas me habrían parecido de burdel pero no en este caso. El rojo hacía que todo fuera más erótico algo así como amor en rojo
Volviendo a la realidad, hacía mucho calor y el material de las sábanas no ayudaba para nada. Además estaban llenas de sus fluidos corporales y los míos. Decidí tomar una ducha que me ayudara a conciliar el sueño pero eso no sirvió. Ya casi amanecía cuando logré dormirme recordando la plácida tarde y noche anterior en la cual Santino y yo habíamos dado rienda suelta a nuestra pasión guardada por muchos meses. Yo May disfruté cada momento de pasión, el hacer el amor en todas las posiciones, sentirlo como entraba y salía fue algo que desearé repetir siempre. El corazón se me encogió entre sueños.
(UN PAR DE HORAS DESPUÉS)
Despierta May me dijo él . Mira qué bonito día de final de verano. Recuerda que tenemos un par de planes pendientes.
Yo lo observaba a través de las pestañas sin atreverme a abrir aún los ojos pues la luz los maltrataba. Quería dormir un rato más pero sin duda prefería estar con él, escuchar atentamente lo que me proponía.
Buenos días mi vida, le contesté entre dormida y despierta ¿qué hora es?-
Las ocho me respondió él besándome en los labios delicadamente.
Mmmmm, que rica manera de despertar, le dije correspondiendo su beso con otro ojalá todos mis amaneceres fueran así de dulces. -A propósito ¿qué decías de nuestros planes pendientes?
Hace dos días reservé una cabaña en las afueras de la ciudad me dijo mirándome pícaramente.
¿De verdad Santino? le pregunté saltando de la cama . ¡Qué felicidad! ¿donde es?
Una pregunta a la vez May me dijo el divertido ante mi actitud infantil . Reservé una de las que te gustan, fué hace un par de días porque debía resolver unos asuntos en la oficina; pero ya está todo solucionado.
Pasar unos días en una de esas cabañas siempre fue uno de mis sueños, junto a Santino sabía que aprovecharía bien el tiempo. Me acerqué a él y no le dije nada, simplemente lo abracé muy fuerte como queriéndole decir gracias por pensar en todo, por ser tan dulce y lindo.
Pensamos en tomar un baño juntos pero eso nos habría retrasado mucho (ya se imaginaran por qué) y al fin nos decidimos por una ducha rápida para salir cuanto antes y tomar camino hacia nuestro pequeño nido de amor.