ø7 - Comienzo

784 153 0
                                    

Parte 7: Comienzo

Dicen que cuando fallas hay otra oportunidad y luego otra y así sucesivamente. Excepto para YoonGi. Él no tenía ninguna otra oportunidad. Al salir de esa biblioteca supo que su dolor comenzaría de nuevo. Los golpes de su padre eran más que dolorosos, su sangre no dejaba de salir con cada golpe que sufría. Estaba seguro de que en algún momento iba a morir. Cada golpe venía a su cabeza de nuevo, tenía que huir, tenía que escapar, si se quedaba moría.

Sus piernas empezaron a moverse a toda velocidad, su camisa sufrió de unos cuantos rasguños por parte de su padre. Le gritaba a todo pulmón "¡YoonGi pedazo de mierda, vuelve aquí antes de que te alcance!" No quería escuchar, solo pensaba en huir. Su corazón estaba herido, roto. Salió fuera de su casa y sólo pensó en un lugar, el muelle. Escuchaba a su padre detrás de él, si se detenía era su fin. Hacia mucho frío y caían unas pocas gotas de agua del cielo sin embargo eso no lo detuvo. Finalmente había perdido a su padre y su vista estaba en el gran y obscuro mar. Sus piernas tenían moretones, sus brazos estaban algo raspados, su labio inferior tenía otro moretón y le dolía la cabeza. En su momento no estaba pensando, comenzó a llorar sin parar. Sollozos y más sollozos e incluso gemidos. No podía parar de pensar en todo su sufrimiento, desde que su madre murió, desde los primeros golpes de su padre al decir que era gay hasta los últimos golpes de ahora que casi lo matan. YoonGi estaba seguro de que era hora de abandonar esta vida. Nada le pertenecía, él no pertenecía a este lugar.

Su deseo era desaparecer.

Cerró sus ojos y corrió hasta las barandas de aquel muelle; No pensaba. Así que justo cuando saltó pensó en arrepentirse pero sabía que nada ni nadie lo ayudaría hasta que sintió como algo lo agarró de sus pocas ropas y lo trajo de nuevo a la tierra.

En su mente le gritaba a la persona que lo dejara que su único deseo era morir. Pero, su corazón se lo agradecía a llanto. Si existían las oportunidades, YoonGi se sentía inmerecedor de otra. Su cuerpo dejó de tener fuerza y terminó desmayándose. Pero estaba consiente de que podría tener otra vida, esperaba.

Al abrir los ojos observa una luz blanca cegadora, una de sus manos tenía un suero y la otra estaba congelada por el aire acondicionado. La cama en la que estaba restando era incómoda pero era mejor que estar en su casa. Mira a sus lados hasta encontrar a un chico que se veía bien, era hermoso y estaba seguro de que él lo salvó.

– ¿Dónde estoy? ¿Quién eres tú? – su voz sonaba molesta porque no estaba hablando con el corazón sino que con la mente.

Un hombre con bata blanca llega con una libreta y un bolígrafo, el doctor.

– Buenas noches, ¿me puedes decir si recuerdas algo? – su ceño estaba fruncido. – Tu nombre, edad y eso ¿lo recuerdas? – asiente con duda, no entiende el por qué lo trata como niño de cuatro años. – Necesito que me digas esa información.

– Min YoonGi.

– ¿Edad? – suspira pesadamente.

– 24 años. ¿Dónde estoy? ¿Me puedo ir? – miraba sus manos como si quisiera salir corriendo y el suero lo estuviera deteniendo. Pero, ¿a dónde iría? Si sale de este hospital ¿a donde iría por socorro? – Tú, respóndeme. – sonaba enojado sin embargo estaba agradecido. Además de que necesitaba una respuesta. No estaría dispuesto a estar solo, no de nuevo.

– Verificaré algunas cosas y puede que le demos de alta en unos días o una semana.

– Gracias doctor.

– Señor Jung ¿se quedará? Lamento decirle que no se puede.

– Pues... – YoonGi miró al chico con seriedad.

– ¿Puede él quedarse, joven YoonGi? – con su cabeza negó y vaya que se odia a sí mismo por haberlo hecho. Quería decirle que sí y de alguna manera agradecerle. – Entonces tendrá que visitarle otro día. Pasen buenas noches.

– Bueno ya me voy. – sonríe sin ganas y se aleja lentamente.

– Nunca me respondiste quien eras. No te vayas hasta que me digas porqué demonios no permitiste que muriera.

– Lo hice porque lo vi necesario. No pude evitar reaccionar. Salvé tu vida.

– Nunca te pedí que me detuvieras. ¿Crees que quería suicidarme sólo porque sí? Capacita muchacho, no debiste haberme salvado.

Comenzaba a odiarse, debió haber dicho gracias. Detesta a su mente por no pensar mejor y a su corazón por quedarse callado. Es como si no tuviera control de su propio cuerpo.

– Hice lo que mi corazón me ordenaba. No puedes negarte a un impulso, mucho menos si hay una vida de por medio.

– El corazón es traicionero. – y vaya que lo era, necesitaba decirle gracias y no podía.

Sus ojos mostraban tristeza, dolor, pena. No podía descifrar lo que trataban de decir; Los ojos son la puerta del alma.

Y sin más que decir, el chico se fue. Ninguno detuvo al otro.

Unas lágrimas rebeldes brotaron de sus ojos. Recordó todos esos comentarios de sus compañeros, cuando le tiraban comida y cuando lo juzgaban por su género de música favorito. Recordó el chico que le encantaba, eran tan solo unos niños pero era hermoso.

Su sonrisa cuadrada, cabellos lacios, ojos marrones y tez un poco bronceada. Amaba verlo sonreír y cuando contaba un pequeño chiste que era malo pero para YoonGi causaba gracia. Era como una niña a los quince años enamorada de un póster que tiene en su habitación. Taehyung nunca le hacía caso hasta que YoonGi tomó la iniciativa y llegó hasta él diciéndole que lo amaba. Taehyung y todos sus amigos se le rieron en la cara y le dijeron ignorante y niñata. Las lágrimas del pelinegro salían una detrás de la otra sin detenerse. Deseó darle para atrás al tiempo y construir una barrera entre el amor y la razón. Deseó ser feliz desde un principio. Deseó con toda su alma tener una madre y alguien que le dijera "todo estará bien, yo te cuidaré no importa qué" sin embargo esa persona nunca llegó y la esperanza se acababa poco a poco hasta que no quedaba ni un suspiro.

"Ama, arriésgate. Después de todo te arrepentirás de no haberlo hecho."

Esa frase de aquel libro no le daba ningún sentido. ¿Qué significaba amar y arriesgarlo todo? ¿Cómo podría hacerlo si no le quedaba nada que arriesgar y a nadie a quien amar? Estaba completamente solo.

"Créeme, hay una oportunidad para aquellos que la merecen. Todos necesitamos terceras oportunidades, quizás más. Nadie merece ser odiado y nadie merece ser despreciado. Eres especial sin importar la magnitud de tus defectos, ámate y todos podrán hacerlo."

"Para estar a gusto con uno mismo y para poder estar con alguien, hay que amar la soledad; aquella que nos enseña que es mejor estar solo que mal acompañado. Cuando te sientas muy cómodo es mejor que vayas buscando algún compañero porque podrías cavar tu propia tumba; alguien que te escuche y te haga saber que no estás solo en este mundo".

Consejos Extraños ~ HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora