Capítulo 22.

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Observé a Dustin a lo lejos, el área azul que le cubría gran parte de su pierna izquierda había desaparecido sin dejar rastro. Miré su rostro pálido comenzando a sonrojarse, mantuvimos la mirada durante un largo milisegundo y mis piernas involuntariamente echaron a andar, me lancé a sus brazos y él me tomó con tanta fuerza, sus brazos bien formados gracias a las largas tardes de entrenamiento en el campo de Lacrosse me aplastaban contra su cuerpo, me cubrían por completo como una manta, me acurruqué unos segundos más y nos separamos poco a poco tan lento que el miedo de que alguno de los dos hiciera algún movimiento que arruinara el momento, nos miramos a los ojos. Ese cabello rubio despeinado, sus ojos color aceituna mezclados con el mar del caribe mi hicieron recordar y sentir todo de nuevo, pero debía de ser así.

-Te extrañé- Soltó.

-Yo igual- Y nos volvimos a abrazar, pero esta vez fue más corto el tiempo.

-Julie. No sabes cuanta falta me haz hecho. Te necesito aquí conmigo, yo te necesito.

Me tomó de las mejillas, alargó sus labios y me acercó a él.

-Dustin...

-Pensé que... este sería nuestro momento

-Y lo es, pero no podemos ser lo mismo que éramos antes de partir de aquí, antes de rehacer mi vida

- ¿Lo mismo? ¿No podemos ser pareja?

-Lo siento...- Sólo bajó su mirada y se alejó a pensar, creo.

-Romeo se ha quedado sin su Julieta- Se burló Danny. Dustin intentó sonreír, pero se veía devastado.

-¡Por cierto! Les presento a mi amiga Lily Cortés, es de Danville y es una cerebrito- Corrí hasta donde ella y la tomé del brazo, la traje junto con mis amigos y los presenté uno a uno.

-Ella siempre me ayuda, es mi tu... tutora en materias

-¿Tutora?

-Me ayuda a estudiar para la escuela y me enseña lo que está bien, lo que está mal y lo que debo y no hacer

- ¡Como una mentora de la moda pero para la escuela!

- Ella dijo lo mismo- Rio Lily- Ahora veo porque son tan amigas

Pasamos los seis hacia el interior del departamento, Dustin se ofreció a ayudar con las tantas maletas que me cargaba, así que mientras yo no podía con una, él llevaba dos más.

Subimos al elevador y tan pronto presionó el botón entramos un poco incómodos, estando al lado de Dustin sentía como su respiración divagaba por el aire que se encontraba encajonado justo al interior de este pequeño cuarto andante. Llegamos al piso que teníamos que llegar y caminamos un par de zancadas hasta llegar a la puerta con el número de apartamento correspondiente al de Danny. Me alegraba estar aquí, pero no se sentía igual, no sentía la misma vibra enérgica que sentía cuando estaba con mi grupo, en cambio ésta disminuyó considerablemente, sin embargo, sabía que estaba en buenas manos, sabía que pasaría un buen rato junto a una buena compañía.

Al entrar pude notar que todo estaba acomodado justo para que sólo nos sentáramos y nos prepararan para el mejor día de nuestras vidas. Di un par de vueltas feliz y alegre por estar aquí, me sentía como en casa, por que ésta en algún momento lo fue. Recuerdo todas las noches que Danny y yo nos dormíamos hasta tarde repasando las reglas de la moda, imaginándonos con las mejores prendas de diseñador en algún desfile de Gucci.

Volví a la realidad y me concentré en el presente.

- De verdad nos dejarás quedarnos aquí? - Pregunté apenada. - Tengo dinero para un hotel, no te...

-No me molesta, me encantaría, linda. Hace tiempo no nos vemos y hay tantas cosas que tenemos que contarte

- ¿Seguro?

-Más que seguro.

Acomodamos todo lentamente, bromeando cada dos por tres, recordando momentos de la secundaria, preparatoria y una pizca de nuestro futuro. Dustin se mostraba un poco distante, marginado ante los demás, al ser el único hombre, porque admitámoslo Danny es más mujer que yo.

Dejé mis zapatillas en el suelo y caminé lentamente hasta el chico de cabellera dorada.

-Oye- Me acerqué para quedar cara a cara.

-No necesitas sentir lástima por mí

-No lo hago

-Eso parece, si ya no soy lo mismo para ti ¿Por qué sigues hablándome?

-Que no seamos lo mismo no significa que no podemos ser amigos ¿Cierto? - Algo en él revivió, su expresión cambió por completo- No te odio ¿Sabes?

-Nunca lo pensé- Rio.

La tarde pasó sin más, Lily se había acoplado demasiado bien con mis amigas, a pesar de las grandes diferencias todo se había arreglado.

La noche había llegado, las estrellas titilaban como ninguna, brillaban más que en cualquier lugar del mundo, el clima perfecto y la poca visibilidad que deparaba la habitación que Danny me había dado eran en vano, el insomnio me había atacado.

Brochas, labiales, sombras, contorno, más brochas, comida, cepillos volaban de un lado a otro a penas a las doce de la tarde. Empezamos con el pie izquierdo desde que nos levantamos, eso exactamente hace cinco minutos. La noche anterior después de tanta charla, juegos, burlas y mi insomnio hizo que fuera un inicio de día no tan placentero.

Las carcajadas de las chicas y Danny entonaban una linda melodía que pronto se convertía en mi canción favorita, siempre teniendo sus altos y bajos, sin duda era la mejor canción que se pudo haber inventado, sonreí y a pesar de mi mala noche y mañana fingí que todo podría estar bien.

Mi maquillaje iba tomando forma, no era tan cargado, pero tampoco tan ligero, era elegante y con unos colores espectaculares, mi trabajo fusionado con el de Danny, un poco de sombra oscura en el párpado y dorado en el lagrimal, difuminando tomaba un aspecto de pasarela.

De pronto sentí que me estaba arreglando demasiado, no tengo a nadie a quien impresionar, probablemente a Brice porque es mi pareja de baile, pero sólo eso, no pasa nada más de ser mi amigo.

Pero nada me importó y tomé el labial color carne con un tono mate y más nute. Me dediqué a mi cabello. Teníamos que apresurarnos si queríamos llegar a tiempo, me levanté cuidadosamente que el producto del atomizador que me acababa de colocar sobre el maquillaje no se corriera, llegué hasta donde estaba Lily.

-Wow- Pronuncié- Te ves linda sin lentes

-Le dije lo mismo... Cariño, somos dos los que pensamos así- Dijo Danny- Así que, fuera lentes, bye bye.

Sonreí para mis dentros y me acerqué más a ella, su maquillaje lucía perfecto, era algo muy natural, sencillo y le quedaba divino, cualquiera podía pensar que era de Los Ángeles y no de Danville.

-¿Tienes el vestido?

-Como no tenerlo

-Eres un amor- Lo abracé.

-Lo sé, lo sé- Dice modesto.

-Regreso a lo mío- Musité antes de volver al tocador en el que me estaba arreglando.

Me planché el cabello y dejé que mis manos hicieran todo el trabajo, un rulo apenas visible caía bajo cada mechón de cabello, al cabo de unos minutos, mi cabello y maquillaje estaban listos.

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-Julieta 

De popular a nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora