Agoney estaba flotando. Bueno, no de manera literal, pero así es como se sentía el canario. Por mucho que tratase de creer que estaba viviendo una realidad, no podía evitar pensar que todo aquello era un sueño, que en algún momento las paredes de la academia se desvanecerían y volvería a su vida de antes.
La primera semana en la academia había pasado tan rápida como una estrella fugaz, casi no había tenido tiempo de parpadear. En el poco tiempo que había tenido aquella primera semana, fue conociendo poco a poco a sus compañeros. Aunque aún no sabía demasiado de ellos, sabía que se acabarían convirtiendo en una familia.
Si algo se había repetido constantemente aquella semana, era que Agoney notaba cómo un par de ojos no paraba de mirarle cada vez que estaba de espaldas. Cuando se daba la vuelta con la intención de descubrir quién estaba tan pendiente de él, su mirada no se cruzaba con ninguna otra. La intriga no duró mucho más, pues el lunes por la noche, justo antes de que la gala empezase, sus ojos por fin se encontraron con los de él. Se miraron durante lo que parecieron minutos hasta que, finalmente, el rubio apartó la mirada algo avergonzado. Agoney no dijo ni una sola palabra, pero pudo observar la pequeña sonrisa que Raoul trató de esconder.
Durante su actuación en la gala, todo lo que pasaba por la mente del canario era la misma sonrisa que había visto rato antes. Cuando se quiso dar cuenta, el público estaba aplaudiendo con emoción la interpretación que acababa de realizar junto a su compañera Míriam.
Cuando llegó el turno de la actuación de Raoul y Thalía, Agoney no podía apartar la vista del rubio. Sólo le veía a él, brillaba con luz propia y no entendía cómo había podido creer todo lo malo que le habían dicho sobre él. No quería creerlo más.
El resto de la gala pasó en un abrir y cerrar de ojos, y ya se encontraban de vuelta en la academia. Cuando parecía que todos habían caído en los brazos de Morfeo, Agoney salió de la habitación y se dirigió a la cocina para beber un vaso de leche. Tan perdido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que la persona que acaparaba la mitad de éstos estaba justo delante suya. Sin camiseta, tan solo con los pantalones del pijama; el pelo revuelto y las mejillas ligeramente sonrojadas. Con toda sinceridad, era el chico más jodidamente precioso que había visto en su vida.
Raoul se pasó una mano por la cara mientras bostezaba y le dedicó una sonrisa a Agoney.
- ¿Te he despertado?
- No, tranquilo, me he desvelado y necesito tomar algo -dijo el rubio mientras se dirigía a prepararse un chocolate.
- ¿En serio te apetece tomar chocolate a estas horas?
- Es que no es cualquier chocolate, es EL chocolate. Ten, prueba.
Agoney estiró la mano y sus dedos rozaron los de Raoul, lo que provocó que un escalofrío recorriera su columna vertebral.
- Pues no te voy a mentir, la verdad es que está buenísimo.
- Te lo dije -comentó a la vez que le guiñaba un ojo-. Oye, has estado genial esta noche. No sé, es como que deslumbras, ¿sabes?. No puedo quitarte los ojos de encima cuando cantas.
Agoney notó como un rubor cubría sus mejillas y trató de ocultar su cara con las manos. Raoul soltó una risilla a tiempo que apartaba las manos de la cara de su compañero.
- Te lo digo en serio, Ago. Has estado espectacular. Me gustas mucho.
- Jo, gracias. Tú también has estado genial, creo que todos los que estábamos en plató nos hemos enamorado de ti.
Ambos estaban sonrojados para entonces, y ninguno se había percatado de que Raoul no había soltado aún las manos de Agoney.
Un cómodo silencio se apoderó de ambos, y sus ojos brillaban de manera especial. Al final, fue el rubio quien rompió el silencio
-Oye, sé que la cagué y que te han dicho mierda sobre mí, pero me gustaría que nos conociéramos sin ningún tipo de influencia. Quizás te siga cayendo mal, pero no sé, realmente creo que nos podemos llevar bien.
Agoney asintió a tiempo que le dedicaba una sonrisa. Sí, estaba seguro de que podían llevarse bien.
Bajó la mirada distraídamente hasta sus manos, y fue entonces cuando se dio cuenta de que Raoul aún no las había soltado. Era la primera vez que había contacto físico entre ellos, y no podía sentirse más natural. Conteniendo la respiración, dejó que su pulgar acariciase la mano de su compañero. Volvió a buscar la mirada de Raoul y vio que sus ojos estaban clavados en sus labios. Tragó saliva y dejó que sus ojos también se posasen en los carnosos labios del rubio. Como por instinto, Agoney se lamió los labios.
Cerca, más cerca, un poco más y se besarían.
El sonido de unos pasos acercándose hizo que volviesen a sus posiciones iniciales de un salto. Alfred había entrado de manera adormilada en la cocina y no era consciente de lo que había estado a punto de pasar entre sus compañeros.
Tras haberse roto la magia del momento, Raoul se levantó, y justo antes de cruzar la puerta del pasillo, se giró y le dedicó una tierna sonrisa a Agoney.
El canario le sonrió de vuelta y soltó entonces un suspiro. Su corazón volvió poco a poco a su ritmo normal. Negó con la cabeza mientras se pasaba una mano por el pelo. No, no le iba a empezar a gustar Raoul. ¿Y si había leído mal la situación?. No, estaba seguro de que no se había equivocado, se hubieran besado si Alfred no hubiera aparecido.
Volviendo a la realidad, se percató de que se había quedado solo en la cocina. Tras poner los vasos que habían utilizado en el fregadero, volvió a la oscuridad de la habitación. Antes de subir a su cama, echó un último vistazo a Raoul, quien había vuelto a dormirse. Mordiéndose el labio, Agoney subió a su litera y se tapó con la sábana todo lo que pudo. Dejándose llevar de nuevo al reino de Morfeo, soñó que unos carnosos labios se unían con los suyos.
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BUENAAAAAAAAS. Tenía muchísimas ganas de escribir un fanfic de Ragoney, y por fin he encontrado un hueco para escribir el primer capítulo ^^. Decidme qué os parece y si queréis que continúe. Os dejo mi Twitter por aquí por si me queréis seguir y así saber cuándo actualizo: @americanweigl.
Gracias de antemano <3
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Million Reasons [RAGONEY]
FanfictionPuede sonar a cliché, pero la primera vez que Raoul y Agoney se miraron saltaron chispas. Había una tensión entre ellos que era imposible de obviar. Ambos sabían que había una razón especial por la que el destino decidió juntarles, pero no iba a ser...