En la arena de entrenamiento se oian gritos, murmullos y el choque de aceros anunciando que otra vez el maestro y Laurence se hallaban luchando, el impertinente muchacho de nuevo queria hacer gala de su habilidad con la espada contra un hombre que ademas de habilidad tenia la experiencia de incontables batallas y la astucia que la edad le habia proporcionado.
Me acerque para ver lo que ocurria y efectivamente acerte en mi juicio una vez mas, ¿Cuando entenderia que no tenia alguna oportunidad contra el ex-militar?
Ninguna palabra salia de los labios de ambos mas no hacia falta que alguna se pronunciara, unicamente con ver la tranquilidad reflejada en los ojos del maestro se entendia que tenia todo controlado, en contraste estaba Laurence con la mandibula tensada y una enorme rabia exhibida de exhibida en sus ojos por la desventaja en la que se hallaba.
Hasta ese instante note que ahora Maestro le habia hecho heridas al otro, cortes en rodilla y brazos seguian reflejando la enorme brecha entre ambos espadachines.
Subitamente Laurence se lanzo de frente en un irresponsable acto que podia costarle la vida si no iba con cuidado, parecia haberse dejado dominar por sus emociones en vez de mantener la cabeza fria como nos habia indicado nuestro instructor y eso se reflejo en sus siguientes acciones; corte vertical colocando todo su peso en la cuchilla seguido de otro lateral en el que, debido a que cambio su centro de gravedad sin separar sus pies, fue tumbado con una patada a la pantorrilla, quiero pensar que el crujido que se escuchó fue de la madera de un banco cercano.
Ya en el suelo y sin poder levantarse el maestro no tutibeo en acercarse y pisar su muñeca para que no alze su espada en su contra, Laurence parecia mas terco de lo usual pues no se rendia a diferencia de las ocasiones anteriores sino que apretaba aun mas la mandibula para contener los aullidos de dolor.
-Siempre me haces lo mismo-El maestro le dijo con un tono de decepcion hacia su pupilo, alzó su espada y la dejo caer. Varios abrieron los ojos con estupefaccion y asombro ante ese acto, otros en cambio unicamente contuvieron la respiracion o ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar.
Para tranquilidad de los estudiantes el sable se clavo a unos centimetros del cuello del imprudente Laurence, si el pulso del anciano temblara este seguramente hubiera perdido la vida ahogado en su propia sangre.
Maestro salio caminando del lugar, no tuvo que abrirse paso pues sus estudiantes se quitaron de su camino con un respeto y miedos renovados, observandole hasta que se perdio en uno de los pasillos.
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relatos aleatorios
Historia Cortaaqui escribire ocasionalmente pequeños fragmentos de historias que vengan a mi cabeza, nada realmemte serio si no pequeños fragmentos de aleatoria comedia y tristeza