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—Entonces, ¿han oído los rumores? —preguntó Nino mientras ponía su charola en la mesa y todos disponían a sentarse—.

—¿Qué rumores? —Aiba arqueó una ceja confundido.

—Sobre el nuevo extranjero, el de 2°A. —se apresuró Yuto a contestar—. Dicen que su abuelo es un empresario importante en Corea del Sur, y que desheredó a su padre, además de que su madre lo engaña con un político importante.

—Y que es un manipulador y estafador.—dijo Nino mientras ingería un bocado de arroz—.

—Vaya. —respondió Yuto mientras reía levemente—. Eso no lo sabía.

—Eso es porque pasas demasiado tiempo con él. —Nino robó un trozo del filete de Yuto—. Nadie habla de eso cuando él está cerca, pero supongo que tú puedes decirnos si el rumor es cierto, ¿no es así? Llevan 4 días ordenando juntos la biblioteca.

—Lo dudo. —pronunció Sho—. Yuto ni siquiera se atreve a hablarle.

—¿En serio?—preguntó Aiba sin poder creerlo—. Vaya, ¿quién lo pensaría de tí? El Gran Adachi siendo intimidado por el nuevo estudiante .

—Vale, vale. —pronunció Yuto mientras reía y dejaba reposar sus palillos en la charola—. No es que le tenga miedo; simplemente me parece alguien sin gracia. Además de que físicamente es muy extraño, ¿lo habían notado? Su cuerpo es demasiado grande y su cabeza demasiado pequeña en comparación. Está deforme.

—No creo que las chicas piensen eso.—Nino aguantó la risa y señaló la mesa que se encontraba al fondo, haciendo que Yuto y Sho se giraran.

Aquél “deforme” del que hablaba Yuto, se encontraba en esa mesa, rodeado de  4 agraciadas chicas, quienes, desde el punto de vista de Adachi, debían estar en celo, por la manera en que se dirigían al joven Wooseok. 

Yuto no podía verlo de otra forma.
Es decir, ¿Qué tenía de especial ese chico?

—Wooseok~, puedes comer mi almuerzo si quieres. —una chica bastante bajita le acercó sus alimentos, mientras le sonreía con unas mejillas ligeramente ruborizadas.

—G-Gracias pe...

—¡Wooseok chan! —interrumpió otra chica, al parecer de tercer año—. Puedes tener el mío también. Un hombre grande como tú debe alimentarse bien, ¿no es así? —preguntó alborotando un poco el cabello de Jung.

—Gracias, en serio. —respondió devolviéndoles la sonrisa—. Pero no podría acabarme todo esto. Además, ustedes también tienen que alimentarse bien.

—Ah~ ¡eres tan lindo, Wooseok chan!—pronunció otra mujer, aparentemente también de un grado mayor, quien lucía un hermoso permanente en su cabello—. Tan considerado y perfecto. ¿Te importaría si comemos contigo?

—Qué asco. —refunfuñó Yuto desde su asiento mientras observaba aquella escena tan empalagosa e incómoda.

Dejó su comida casi intacta, y se levantó de la mesa. Dejando así la cafetería, así como a sus amigos, quienes no dijeron una sola palabra al respecto, pues Yuto solía hacer esto de vez en cuando.

Sin más, decidió dirigirse a las escaleras de emergencia (su lugar sagrado), no sin antes pasar por la máquina expendedora que se encontraba en una esquina algo alejada.

Volteó a ambos lados, cersiorándose de que nadie estuviese viéndolo, y entonces se dispuso a meter su mano izquierda en el bolsillo de su pantalón, en busca de monedas.

«🍓leche de fresa🍓» ||wooyu||PENTAGON||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora