Desde el piso 20.

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Abismo. Se siente como si ya estuviera pasando, pero no lo está, no es como si fuera a arrojarme allí.

Mi cuerpo cae como una pluma, se siente tan liviano y tan firme a la vez, pero al aterrizar contra la acera, duele y mi cuerpo se quiebra por completo y probablemente pierdo el conocimiento o peor, la vida.

Son 20 pisos, el último departamento al fondo, allí resido, sería doloroso y es verdad que lo he pensado por un tiempo, pero no es una buena idea. Desde la azotea si observas la calle puedes ver autos estacionados, un perro que camina por el mismo sitio, todos los días bueno, casi todos.

¿Qué más quedaría si lo hiciera? No es por un problema ni nada grave, es sólo el hecho de que cada vez que cuelgo la ropa en el tendedero y doy una pequeña y discreta mirada a esa distancia, algo sucede conmigo casi llamándome, pero, es natural de algún modo todos han estado obsesionados por lo menos por una vez en sus vidas con hacerlo.

-Isabel? ¿Qué haces tanto allí afuera?

-Pienso en saltar algún día.

Instintos: Historias CortasWhere stories live. Discover now