three.

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Víspera de navidad llegó, en casa de Celia Weiner preparaban la mesa para la cena. La chica rezaba para que Justin y su madre vinieran. Sus padres aceptaron gustosos que hubieran más invitados, por parte es para rellenar el hueco de su hermano y porque cada año invitan a un niño del orfanato para que pase las navidades soñadas.

Connor se encontraba camino a su hogar, vería a sus hermanos y sus padres después de tanto tiempo, sin embargo, su destino siempre sería el ejército. Se sentía orgulloso del trabajo que tenía; defender a su país y patria. A pesar de tener que ver con la guerra, es otro punto de vista que le enseñaba en el servicio, hay razones que la gente desconoce, las que son realmente fuertes y por eso provocan el caos. Siempre le echan la culpa a los Estados Unidos por crearla ¿y qué hay del otro lado?

Justin Bieber estaba nervioso, sus fachas no son las mejores pero la situación económica le permitía lo que poseía. Su madre se veía espléndida y su hijo agradeció que tomara tan enserio el cambió. Decidirse a asistir a la fiesta de navidad de otra familia era difícil, más cuando conocía a solo un miembro y esa persona fuera la que le regalaba cosas cuando lo encontraba por ahí. Los locales estaban cerrados, cuando Pattie se enteró de la invitación, salió corriendo en busca de pequeños regalos que podría darle a la familia; para Celia un precioso brazalete de fantasía, para su madre un anillo de acero quirúrgico y para el padre una corbata, supuso que el dinero les sobraba y si era así, él tendrá que usar traje y por eso se le ocurrió aquello. Mientras tanto, Justin solo compró algo para la castaña.

—Pareces nervioso, cariño —su madre le revoloteó los cabellos.

—Es primera vez que nos invitan a algo en Beverly Hills —murmuró entre dientes—. Aparte que aún no entiendo bien porqué vamos.

—Tu nos incitaste a cambios, puede ser muy buena idea para comenzarlo —besó su mejilla y salieron por la puerta principal.

Celia corría de un lado a otro sin encontrar uno de sus pendientes, son los que usaba para la suerte y las buenas vibras, si no los tenía esta noche, la sorpresa de sus padres podría ser un desastre. Gritó al primer piso por si su mamá la escuchaba pero con sus tíos y primos conversando le impedían que llegara al oído de su madre. Buscó su otro amuleto resignándose, se acomodó el pin en el cinturón de su vestido largo y terminó de arreglarse. En veinte minutos, cuando todos estuvieran sentados en la alargada mesa para la cena, su hermano estaría tocando el timbre y ella abriría, se lanzaría a sus brazos intentando quitar el menos tiempo posible para que sus padres no sospecharan. Se presentaría frente a todos y recibiría gustoso a cada familiar que se encontrara presente.

Justin y su familia no habían llegado, pero la muchacha seguía con esa pizca de esperanza de que pasó algo y por eso llegarán unos minutos atrasados. Pasaron todos al comedor y quedaron cuatro asientos vacíos suponiendo, ya que la Señora Weinar supuso que la familia Bieber era más grande, su hija agradeció los puestos de más para que su hermano no quedara fuera y tuvieran que hazle un hueco, poner el servicio nuevamente y esas cosas.

Suspiró ubicándose donde le asignaron. Miró el cronómetro que puso apenas Connor le dijo la hora en la que llegaría y quedaban cinco minutos, estaba nerviosa a la reacción que tomaría, su hermano era la persona más importante en su vida.

—Yo abro —sonrió Celia, la hora llegó y estaba ansiosa de ver la reacción de sus padres.

Intentó caminar lo más rápido posible a la puerta procurando no caer con la cola de su vestido y sus altos tacones. Vio por el ojo de la madera y se encontró con una sorpresa; Justin y Connor conversaban animadamente mientras una señora de cara joven pero cansada los miraba con ternura. Abrió y abrazó a su hermano sin importarle lo desubicado que era ignorar a las personas que ella misma invitó.

Everyday is christmas © O.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora