Ella solía ser alegre, divertida, hasta podría decirse que se quería, hasta que un día, sin saber muy bien por qué, empezó a compararse con las demás. Veía que ella no tenía las piernas separadas, que no se le marcaban casi los huesos. No estaba gorda, pero tampoco tenía el cuerpo que todas quisieran tener.
Ella veía cómo su madre siempre estaba a dieta, y al final acabó creyéndose que podría ser más feliz si adelgazara. No se dio cuenta, pero al obsesionarse con eso, fue cuando dejo de ser feliz. Dejó de sonreir tanto, empezó a ser más callada, fingía estar bien, pero estaba peor que nunca.
No conseguía adelgazar, así que decidió dejar de comer, pero solo duraba un par de días, después se atracaba con todo lo que encontraba y así empezó poco a poco su depresión. La depresión cada vez iba a más, porque ella se alejaba de la gente para no preocuparla, y entonces se sentía sola. Se pasaba los días leyendo para alejarse del mundo.
No tenía esperanzas, no le veía sentido al vivir. Las clases para ella eran un infierno, cuando le daban ataques de nervios no sabía qué hacer, apretaba fuerte a cualquier cosa que tenía e intendaba disimular.
Llegó a un punto en el que ya no podía fingir, ya no le quedaban fuerzas, se pasaba el día tumbada. Los de su al rededor se empezaron a preocupar y la llevaron al médico. De ahí a un Psiquiatra. Al principio le decían que era normal estar así a su edad, hasta que se dieron cuenta de que no, que escondía mucho más de lo que decía.
No le gustaba pedir ayuda, sentía que molestaba. A día de hoy, todavía sigue aprendiendo, ahora por lo menos se deja ayudar. Empieza a ver la luz, aunque bastante lejos y muy pequeña por ahora.
