el artista

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Narra Jisoo



Mis manos acarician el liso mármol, que, por fin, comienza a coger forma.

La luz del atardecer se cuela entre las blancas cortinas del taller, y el olor a la comida de los restaurantes que llenan la calle se empieza a hacer presente.

El aroma acaricia mis fosas nasales y cierro los ojos, dejando que mi mente divague en la sensación, recordando sus ojos, su voz...

Frunzo los labios en una expresión de fastidio.

No puedo dejar de pintarle, componerle o esculpirle.

Busco con la mirada a mi alrededor, buscando el cincel, al encontrarlo, envuelvo mis dedos en el frío metal y lo acerco al bloque de mármol en el que estoy trabajando ahora mismo.

Sus labios me sonríen desde la piedra.

Niego con la cabeza; esta vez me estoy obsesionando demasiado, y no es bueno para mi corazón, que es sobre el cual caen los efectos que producen en mi la sonrisa o la voz de Jeonghan cada mañana.

Apoyo dos dedos sobre mis labios y doy toquecitos.

No sé como plasmar algo tan bonito, delicado y único en un pedazo de mármol que ni de lejos hace justicia a la belleza que quiero representar.

Dejo caer el cincel y me paso las manos por el pelo, desesperado.

No puedo esculpirlo, pero a la vez, mis manos cosquillean ante la idea de hacerlo.

Decidido a acabar con esto, camino hacia la percha que da la bienvenida al taller, descolgando mi abrigo y colocándomelo sobre los hombros.

Necesito volver a verle.

Cojo el manillar de la puerta y tiro de el, dispuesto a encontrarme con ese ángel que es mi inspiración.

masterpiece // jihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora