No habían pasado más de dos años cuando otra noticia inesperada sacudió a los Vongola: un nuevo integrante se uniría a la familia.
Fue una gran sorpresa para todos, en primera porque en teoría dos hombres no podían procrear, en teoría; según Talbot, la pureza de las llamas de Tsunayoshi ocasionaron ese milagro.
La noticia no tardó en correr entre las familias aliadas, aun así se tenía discreción sobre el asunto. Lo último que querían es que hubiera un complot.
A pesar de eso, todos estuvieron más que felices. Otros lo ocultaban, pero la aparente llegada de más gente a la mansión daba a relucir que todos estaban emocionados; como Enma y sus guardianes o Dino y Hibari.
-Si se van a quedar por mucho tiempo, no hagan escándalo ni rompan cosas...
Esa y una larga lista de cosas fue las que impuso Reborn para evitarle a Tsunayoshi más problemas de los que sus guardianes le daban.
Sin embargo, los problemas se antepusieron y a las malas tuvieron que hacer caso a sus reglas gracias a Tsuna. Hoy en día nadie quiere volver a recordar lo que paso ese día.
-¡Cállense de una vez!
Reborn escucho orgulloso tomando con tranquilidad su taza de café, todos los coloridos insultos en diferentes idiomas que vociferaba gracias a su embarazo.
Después de eso, el respeto por Tsuna aumento en creces.
Los meses pasaron, Reborn se encontraba cada vez más orgulloso, pues tendrían una niña sana y seguro igual de hermosa que su amado.
Pero ahora, en estos momentos, olvidaba el orgullo y su máscara de seriedad, para mostrar su inseguridad y sus nervios, siendo aguardado por Colonello y Lal. Caminaba de un lado a otro fuera de la habitación, escuchando los gritos y las maldiciones. Ignorando los nervios de los demás idiotas en el piso de abajo.
24 De Diciembre, 11 de la noche, Guardianes locos y nerviosos, Varia llegando en menos de media hora... Escogiste un gran momento para llegar pequeña Vongola.
Los quejidos de dolor seguían, el reloj se movía más apresurado, los pasos de los elegantes zapatos de Reborn se escuchaban con precisión, las botellas de vino de la despensa poco a poco desaparecían, Varia estaba llegando... cada vez menos tiempo quedaba para pasar a ser un nuevo día.
El estruendo de la gran puerta y el delicioso sonido de varias copas cacer, acompañaron el chillido infantil que pronto inundo gran parte de la mansión...
Había nacido.
Por fin, la nueva Vongola había llegado a la vida.
Dentro de Reborn, una cálida sensación nació en cuanto escucho los fuertes y sanos berridos del bebé... su bebé...
-¿Te vas a quedar allí toda la hora? O vas a entrar para ver a tu hija –Se burló Lal, incapaz de creer que una simple niña haya causado eso en el Hitman.
-Exacto kora.
La puerta se abrió, de allí salieron Shamal, una enfermera y el médico privado de la familia, quienes lucían ensangrentados y con algo de sudor. Shamal sonrió con ironía cuando noto al Hitman casi mordiéndose las uñas.
-¿Cómo está?
-Estará bien, fue un parto agotador –suspiro, en su vida había atendido a un hombre en un parto, pero esta nueva experiencia como médico le había servido de mucho- Entre –murmuro, acomodándose la corbata- su esposo y su hija lo están esperando...
Un leve llanto aún se escuchaba dentro de la habitación, acomodo su saco y con un leve empujón de parte de Colonello (luego se la cobraría), entro.
Sintió todo su interior quemarse, ahogándose en el profundo sabor de la dulzura; la hermosa imagen del castaño arrullando a la bebé, le había causado un centenar de emociones.
Fue incapaz de decir alguna palabra...
Inefable pero verdadero.
El sol no se igualaba con su sonrisa.
Y entre sus brazos, una calidez que en años había sentido.
Stella Ariadne.
Ese sería su nombre.
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"Promessa eterna di amore
Sole e cielo insieme
Per sempre."
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Eterna Promessa
FanfictionEl cómo Vongola descubrió el romance entre Reborn y Tsuna, y cómo estos se juraron amor eterno sin límites. (Regalo para intercambio navideño en el grupo de FB: R27 fan club)