CAPÍTULO 17:

28 11 19
                                    


Luego de que comiera los dichosos frijoles nos dejaron solos. Jamás sospeché que nos encerrarían para matarnos en una cámara de gas humana, qué inteligentes. No puedo evitar que mis tripas se muevan y expulsen flatulencias cada...dos segundos. Creo que mi trasero está muriendo lentamente.

—Auuch —me retuerzo y libero otro más, llenándonos de pestilencia.

—Oh por Dios, Penélope, ¿no puedes aguantarte? — Derek se echa hacia atrás mientras arruga el entrecejo.

—¡¿Qué quieres que haga?! ¡Me obligaron!

—¡¿Pero tenías que repetir?! —Se altera.

—¡Hacía tiempo que no comía uno de esos! ¡Y estaba hambrienta! — Intento defenderme.

—Debes dejar de buscarlos.

—¿Qué pretendes, que me quede de brazos cruzados sin abrir la boca?

—¡Estamos en esta situación por tu estupidez! ¡Así que sí, eso pretendo! — ¿Me acaba de llamar estúpida? — Tal vez jamás volvamos a ver a nuestros hijos, ¿entiendes?

—¡¿Crees que no me preocupo por ellos?! —grito— Ah, cierto —sonrío con tristeza— soy estúpida...tienes razón. ¡Por eso me casé con un idiota! — Maldito Derek que me lastima.

—Si te parezco un idiota, no sé para seguimos juntos...—me da una mirada dolida.

—La verdad no lo sé, ¡ni me interesa! —Mi estómago se contrae, produciéndome nauseas. ¡Imbécil! ¡Por tu culpa quiero vomitar! — ¡¡¡¡OIGAN, NECESITO IR AL BAÑO!!!

El joven aparece y me desata, guiándome hasta allí. Puedo ver por el rabilo del ojo cómo me observa.

—Doña...¿está bien?

Me doy vuelta y le pongo una mano en cada hombro:

—Sí, un consejo... Nunca te cases, ¡¡ALGUNAS PERSONAS SE VUELVEN INSOPORTABLES DESPUÉS DE UNOS AÑOS!! —Cierro de un portazo.

Una vez a solas, me siento en la tapa del inodoro y lloro. ¡Quiero el divorcio! Me quedaré con todo y él tendrá que vivir debajo de un puente tapado por diarios. Pero después vendré yo y lo ayudaré para que se dé cuenta de lo importante que fui en su vida y que nunca tuvo que menospreciarme. Se arrodillará ante mí y vivirá en mi casa como esclavo para que siga viendo a sus hijos.

Las arcadas regresan y no tengo más opción que largar la comida en el water. Dios, no recuerdo haberme sentido así desde... No, no, no, no. Es imposible, ni voy a mencionarlo. ¡No! Además, mi periodo fue en.... Mierda. No, no, no puede ser.

—¡Pancho! ¡¡Llama a tu jefe!!

El viejo abre la puerta lentamente y se alivia cuando ve que estoy vestida. ¿Qué se pensaba que se iba a encontrar? A ver, sé que el físico de una cuarentona no es lo mejor del mundo, ¡pero tampoco da para reaccionar así! Este secuestrador es raro.

—Habla —. Coloca los brazos sobre el pecho y espera.

—Verás, yo...—tomo aire y presiono los párpados— yo...

—¿Yo? — Pierde la paciencia.

—Necesito un test de embarazo.

Jaimito retrocede y abre los ojos con suma sorpresa, clavándolos en mi vientre.

—¡Chingada! —se tapa la boca, azorado— Ya vuelvo.

Sale disparado y en cuestión de un par de minutos vuelve con una bolsita, bastante sonriente, diría. Me la da y se queda allí parado.

Ni en una montaña contigo.#PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora