Navidad, la época del año en la que todas las familias se reúnen para felicitarse, emocionados, van corriendo de un lado a otro para comprar regalos, la ciudad, cada calle, tienda y casa se ve abarrotada de todos esos adornos molestos. Han llegado esos días que tengo que soportar que todos anden apurados, relegando sus obligaciones para llegar temprano a casa o ver en diferentes tiendas algún objeto perfecto para su persona amada o familiar.
Suelto un suspiro cansado.
— Parece que a alguien le hace falta disfrutar más de estas fechas — escuchó esa voz, un tono amable, pero que revela un mensaje detrás. Molesto.
— Capitán... — le respondo sin girarme, sigo tecleando sin descanso.
— Todos se han ido ya, Fushimi-kun ¿Qué haces aquí? ¿No hay alguien esperando por ti en casa?
— Está ocupado buscando regalos para sus amistades... — por un momento espero que mi voz no revele cierto nivel de celos. Ya no puedo concentrarme. Todo en lo que puedo pensar es en Misaki yendo por las calles, sonriendo por encontrar algo para Homra; no me hace feliz, cada que pulso una tecla parece que la castigo. Debo chasquear la lengua muchas veces, siento una mano en mi hombro.
— Déjalo así... Ve a casa... Mañana te estará esperando el trabajo, pero no puedes estar seguro de que las personas permanezcan en el mismo lugar — dice y se retira. Dejándome inquieto.
Tiene razón. Mis manos se han detenido por completo ¿Cómo puedo si quiera pensar en otra cosa que no sea secuestrar a ese enano para que no vaya a esa ridícula fiesta? Me quitó las gafas y talló mis ojos y rostro. Todo lo que hay en mi cabeza se relaciona con su aroma, su piel, sus miradas, sus gritos... Todo. Misaki. Apagó el ordenador. Me rindo ante lo que sé es imposible, él invadirá cada intento de concentración para aparecer con una sonrisa llamándome.
— ¿Por qué lo torturas, Munakata? —. Suoh. Su voz parece hacer eco en mi oficina. Mientras veo a Fushimi-kun caminar para volver a casa pienso una sola cosa: el lugar es para nosotros.
— Cualquier mención de Yatagarasu lo hará salir de aquí. En especial si está la posibilidad de perderlo...
Antes de que cualquier palabra abandone sus labios, no puedo evitar agregar: "como yo" en un susurro. Sonríe. Ha escuchado y me acercó lentamente para acurrucarme entre sus brazos, percibiendo su corazón latir. Cálido. Este hombre es bastante cálido. No hay invierno cuando está cerca, todo se consume en su presencia. Me apartó solamente lo suficiente para besarlo al dar una calada al cigarrillo que nunca abandona.
— Ya no me iré...
— Quisiera creer eso — le respondo con una mano sobre su mejilla.
— Oh... ¿acaso mi palabra ya no cuenta? — con ese tono de voz, en esos ojos en los que me reflejo no quiero seguir pensando que lo perderé. Así que vuelvo a aferrarme a su cuerpo para hacerlo quedarse, conmigo, esa noche, con los sonidos de los empleados contratados para adornar. Tendremos que ser silenciosos.
Está ahí, sin notarme. Me molesta ¿Por qué no me mira? Misaki, Misaki, Misaki. Deja de ignorarme... Entonces me detengo en seco, iba a reclamar mi lugar, sus ojos sobre mí, pero... no está comprando algo para Anna, ni para Kusanagi-san. Es para mí. Decidí pasar por ahí para tener esa actualización de sistema que no había tenido tiempo de comprar, pero ese idiota me ha sorprendido de nuevo. Lo envuelven. Fingiré sorpresa cuando me lo entregue. Quizás esta noche.
Odio estas fechas, me repugnan los recuerdos que tengo de la niñez. Hay demasiadas sonrisas falsas, hay demasiado que quisiera borrar, cuando mi padre quiere aparecer entonces está la voz de Misaki borrando todo a su paso. Sí, vivir juntos es la mejor decisión que he tomado.
— ¿Saru? — me llama desde la entrada.
— Llegas tarde ¿Ya tienen todo lo de la fiesta? — le preguntó mientras me acomodó la ropa después de un baño caliente, sigo con el cabello mojado.
— ¿Ah? Vas a pescar un buen resfriado — dice con ese peculiar tono de madre que posee. Toma la toalla de mis hombros y seca mi cabello de puntitas —. Podrías por lo menos usar algo más abrigador...
— Misaki...
— ¿Mmhh?
— ¿Qué es esa bolsa?
— Una sorpresa — responde sonrojado.
Para mi desconciertono es más que un montón de adornos navideños. Vuelvo a la cama. Lo observodormir, parece que el frío no le afecta. Acarició su cabello, pronuncia minombre sin abrir los ojos; ¿siempre fueasí? Lo estrecho contra mi pecho. La única razón por la que buscaré un regalo yme uniré a la fiebre navideña eres tú, Misaki.
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Reto de Navidad
FanfictionUna serie de one-shots que desee completar para un reto, pero que no me fue posible llegar. Sólo quería practicar. Es mi primera vez con estos personajes, así que espero les guste. Reto de 10 días para navidad de la página de Facebook: Lo Que Calla...