•#03: "Amistad"•

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-Narrador-

Hiro comenzaba a pensar que convivir más con aquel chico mexicano no sería tan malo. Pues lograría aprender más sobre el pueblo y tendría un mejor conocimiento sobre las costumbres del lugar.

En aquello pensaba el chico pelinegro en medio de su clase, hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos por su maestro... un clásico.

-¿Gito Gamada?- Escuchó la voz de su torpe profesor. Se hallaba pasando lista de los alumnos que se hallaban presentes ese día.

–Presente.– Bufo claramente irritado. –Y no es Gito Gamada, es Hiro Hamada.– Corrigió el chico. ¿Cómo es que alguien confundiría una "H" con una "G"? ¿Es qué acaso aquel hombre necesitaba anteojos el inepto?

–Claro, mis disculpas Wiro– Unas risas se escucharon al fondo. Vaya, aparte de ciego, sordo el hombre.

Y eran ese tipos de acciones las cuales hacían que el día de Hiro se hiciese una molestia.

..........

Después de algunas horas más de tortura para el asiático, finalmente llegó lo que sería su descanso. Fue triste ya que el chico pelinegro pensó que ya era la hora de salida olvidando que apenas era su hora de descanso y así pasando un pequeño ridículo al tomar su mochila e intetar irse. Pero al ver que nadie se retiraba con sus pertenencias de ahí, fue cuando recordó que todavía faltaban más horas para poder retirarse de aquel tormentoso lugar.

¿Qué acaso su día sería nefasto?

Caminó hasta encontrar de nuevo la misma banca en la cual se había puesto a descansar hace unos días. Tomó asiento y sacó de la bolsa de papel lo que comería, era un sándwich preparado por su querida tía Cass.

Una, dos tres mordidas le dio al almuerzo, no era por nada pero estaba delicioso. Mientras disfrutaba de su alimento, pudo observar como el chiquillo de nombre Miguel se posaba frente a el, después de haberlo divisado unos metros atrás.

–¡Hola Hiro!– Fue el turno del menor para interrumpir los pensamientos de el asiático. -¿Puedo sentarme?- Preguntó sonriente.

–Claro, adelante.– Respondió con amabilidad Hiro.

Al recibir respuesta, el alegre músico no tardó nada en tomar lugar junto al genio.

–¿Qué tal tus clases?– Preguntó Miguel.

Ahí iba de nuevo, otra conversación entre ellos totalmente típica y ordinaria.
Luego se percató de lo que pensaba, ¿Pues qué esperaba? ¿Una súper conversación donde hablarían sobre de teorías sobre la ciencia y robótica? Claro que no, vaya que necesitaba volver a ver a sus amigos de San Fransokyo.

–Inservibles...– Confesó con honestidad. –Todo lo que enseñan es de lo más fácil, no es un reto en lo absoluto. – Apartó su almuerzo por unos momentos y fijó su vista neutra en Miguel. –¿Y las tuyas?– Fue su turno de indagar.

El mexicano pensó por unos momentos.

–Psss normales.– Dijo desviando su mirada, el con esfuerzo lograba entender un solo tema, en cambio Hiro sin esmerarse entendía todo a la perfección. –Ahí voy, se podría decir.– Confesó algo apenado. –Oye, ahora que recuerdo, jamás me dijiste como llegasta hasta aquí.– Recordó el menor.

"Me gustas" [Higuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora