•08 "Disgusto"•

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°•–Narrador–•°


Desde ese entonces Hiro comenzó a sentir más curiosidad en torno al joven mexicano. Vaya que realmente le había sorprendido de sobremanera que el joven moreno cantase y tocase de aquella forma.
Los días pasaban y los lazos entre ambos chicos se fortalecían, las veces que se reunían después de la escuela fueron aumentando, exceptuando los periodos de exámenes, ya que Miguel decía que necesitaba enfocarse en ello. Era verdad que los días para Hiro ya no volvieron a ser aburridos, sin embargo a pesar de todo seguía extrañando a los chicos, la tecnología con la que diariamente convivía, extrañaba su educación que recibía allá en su país de origen, sin embargo no se podía hacer nada ante eso, mas que aceptarlo y aprender a vivir con ello.
Miguel notaba eso, pero no había algo que pudiese hacer contra ello, en esas ocasiones se sentía verdaderamente inservible, quería que Hiro se sintiese bien, cómodo en ese lugar.

Hacia lo posible por tenerlo distraído, trataba de no darle el tiempo al nipón de recordar lo que más nostalgia le daba, intentaba tenerlo siempre feliz, pero obviamente eso no funcionaba siempre, y ese era uno de esos días.

El mes estaba por terminar, faltaba poco para que el siguiente mes comenzara y notaba como el humor del pelinegro mayor no era tan favorable. Pues si mal no recordaba, Hiro le había dicho que cuando se mudaron a México fue un fin de mes. Así que llegaba a entender el estado de animo del mayor.

No podía obligarlo a sentirse feliz, entendía de cierta forma el sentimiento que tenía su amigo en su pecho, pues seguro era horrible estar lejos de donde estuvo alguna vez tu hogar.

Por ello, no le queda más remedio que simplemente apoyarlo en silencio, eso debía hacer como amigo que era de Hiro.

Amigo.

Sabía bien que lo era, pero por alguna razón ello le hacía hacer una leve mueca. Solo le quedaba aceptar eso, pues honestamente el mexicano pensaba que era imposible que el Nipón le hiciese caso o que pudiera corresponder aquellos sentimientos.
Miguel solo se apegaba la realidad, según él.

El moreno pensaba en todo aquello en medio de clases, sabía bien que debía tener su mente y total atención en el tema expuesto por el maestro, pero siendo sincero en aquellos momentos no se encontraba tan motivado, pues el pensar que tristemente Hiro no aceptaría la atracción que sentía Miguel, le hacia deprimirse.

–Oye Miguel...– Escuchó una voz masculina llamarle del asiento trasero.

–¿Si?– Volteo discretamente el llamado, pues se suponía que no tenía que llamar la atención del profesor en su persona.

–Solo quería felicitarte por tú participación en el evento de hace unos días.– Le sonrió el chico. –Tú voz es con ganas.– Aduló tratando de no alzar su voz.

Miguel le vio por unos segundos y después de meditarlo por unos momentos asintió con alegría.

–¿En serio?– Preguntó. –Pues muchas gracias.– Agradeció.

El chico con el que se encontraba hablando era un compañero de su aula, no solían cruzar palabra alguna con el contrario a menos que fuera algo sobre un trabajo o saludos cordiales.
La apariencia de este era normal, nada fuera de lo común, un chico de cabellera de una tonalidad marrón, de piel aperlada y cabello lacio, el chico utilizaba unos anteojos de color negro.
Miguel no recordaba haber mantenido ninguna conversación con aquel compañero en el transcurso de ese año, el chico había ingresado al inicio de el año escolar.

–No solemos hablar mucho, ¿Verdad?– Cuestionó el chico recargando uno de sus brazos sobre sus apuntes en su respectivo lugar.

–No, al parecer no.– Rió. –No suelo verte seguido fuera del salón. –Comentó Miguel.

"Me gustas" [Higuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora