PARTE 3

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El dolor en la parte frontal de mi cabeza era inevitable. Traté de moverme, pero estaba sentada donde mis manos y pies no podían moverse. No quería abrir los ojos.

-Cali, despertaste -dijo la persona, no pude evitar imaginarme una sonrisa en su rostro.

En realidad no estaba segura de quien era, ya que solo recordaba ver una máscara de panda antes de desmayarme. Logré abrirlos, como si fueran las persianas. Lentamente pude contemplar el disfraz, donde solo podría apreciar sus verdaderos ojos. Eran oscuros y producían que mis extremidades tiemblen.

Empezó a llover, como si alguien quisiese que me calmase para morir en paz. 

Ojalá eso me hubiera calmado. 

Mi respiración empezó a ser irregular al notar que él apagó las luces y que su voz gruesa estaba cada vez más cerca de mi.

-Cali, Cali, Cali -decía una y otra vez. 

 Sentí que un aire caliente chocaba con mis rostro y un rápido relámpago confirmó mis sospechas, estábamos frente a frente. Me acarició la mejilla, y ese simple roce, me dolía.

"No me lastimes"  Intenté decir, pero solo salió un susurro inentendible. 

En ese momento deseaba que fuera alguien conocido con quien podría arreglar la situación, pero no tenía ni la menor idea de quien estaba detrás de esa máscara. 

No pasaron ni diez segundos que él ya se había ido. Intenté soltar mis manos pero al no poder hacerlo, lo hice con mis pies. Fue asombroso, lo había logrado. Él volvió, con la tijera que yo usaba para cortar documentos. Pensé que me la había olvidado en la oficina. Apenas podía ver, por la luz de la cocina que daba en su espalda. 

-Creo que voy a divertirme, nos divertiremos -me dijo acercándose a mi rostro nuevamente.

Ahí es cuando lo supe, estaban rojos pero el marrón dominaba en sus ojos. 

"Sos una mimada y siempre todo fue perfecto en tu vida, aceptá que la mía no es igual" 

-¿Samuel? -pregunté dudosa.

-Ya no soy Samuel -respondió él.

Esa fue la señal de actuar. Moví uno de mis pies a su entrepierna, y gracias a la poca luz no logró ver lo que le esperaba. Retrocedió muy dolorido, ya que no había sido amigable. Pero no fue suficiente ya que al intentar soltar mis manos, sentí las de él agarrando mi boca.





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