Freyja

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Fólkvangr es el noveno,
allí Freyja dirige
los asientos en el salón.
Elige la mitad de los caídos cada día,
y Odín la otra mitad.

Grímnismál, estrofra 14.

Los años pasaron, y a pesar de que Fenrir, ahora también llamado Asgard, seguía amando a su hermosa Frigg, siplemente decidió separarse de ella.

Frigg estaba de acuerdo, lo suyo no había sido mas que un amor de primavera, algo efímero, pero que no significaba menos para ninguno de los dos.
Al separarse, el niño de ambos se quedo bajo la custodia de su padre, ya que a la reina no le era posible entrar en el palacio con un niño Huargo, y mucho menos sería aceptado si su padre era Fenrir.

Años pasaron y más tarde, cuando el Lobo emergió de aquellas tierras con el fin de hurtar información a los cuervos de Odín, que la historia se volvería distinta para todo el panteón. Fue una tarde, en que decidió volver a pisar el suelo de Asgard, que su proposito cambió por completo.

Frente a las puertas del lugar, un halcón se había trasformado en una hermosa joven de cabellos rojizos trenzados, y hermosas alas de color pardo, que llevaba consigo un arco y flechas y su lado, de la aurora boreal, dos linces habían tomado forma para servirle de guardianes. Cuando Fenrir se dispuso a cruzar, ella se volvió para apuntarle con su arma. Él esperó el golpe, pero nunca llegó; pues algo la había hecho retractarse.

Ella decidio no asesinar al hombre que tenía en frente.

Ella lo dejó vivir; y cuando él había preguntado su nombre, ella no había hecho más que ignorarlo y seguir con su camino.

Fenrir se obsesiono con ella, la seguía a todas parte, la observaba siempre a la distancia, y cada vez que se acercaba a ella, le parecía ver un pequeño parecido con los Nobles de aquel panteón.
Cuando por fin la doncella se digno a revelar su nombre, Asgard supo porqué aparecían en su hermoso rostro aquellos rasgos tan parecidos a los de su amada y los demás dioses. "Freyja" contestó la muchacha mirando al hombre con sus hermosos y fríos ojos.

Era la hija de Njördr, y también la más amada y bella entre todos los dioses.

En los siguientes meses, él intento acercarse a ella, la seguía a todas partes, e incluso a su palacio, Fólkvangr. Pero siempre acompañada por dos linces, feroces, jamás pudo lograrlo a más de un par de metros. Intentó por todos los medios llamar su atención, pero pronto entendió porque Freyja parecía tan reacia hacia él.
Estaba comprometida, nada más y nada menos que con Od, el más sabio y cercano a Odín.

La idea simplemente le provocaba nauceas. No podía concevir imaginar a la hermosa Freyja en los brazos de otro hombre.

"Estáis coprometida, es por eso que os alejáis de mi con tanto ahínco"

La voz de Asgard se oía cautelosa, no sabía como respondería ella.

"Qué os hace pensar que es esa sola razón la que me mantiene alejada de vos. Fenrir"

Aquellas palabras atravesaron como flechas el corazón del Lobo. Ella lo sabía, siempre lo había sabido. Rendido, decidió marcharse, pero entonces se encontró con la sorpresa de que aquella muchacha no le era indiferente. Ella había sususrrado a sus espaldas, en el nórdico antiguo, aquellas dos palabras que valían la pena ser escuchadas.

Él se habia enamorado perdidamente de la hija de Njördr, y ella de él; pero no podían estar juntos, pues ella estaba casada, aunque sin embargo mantenían una relación a escondidas.

Eran amantes condenados.

Ella era para él su vida, y quien le había mostrado el verdadero amor, la admiraba, pues ella lo sabía todo, y como consecuencia todo lo hacía con sensatas intenciones.

Pasaron meses, y al cabo de un año, la diosa cargaba en sus brazos al fruto de su amor por el Lobo. El segundo hijo de Fenrir, un Lobo aún mas blanco que la misma nieve. Su nombre era Sköll, dado por su madre en honor a la noche de luna nueva en que había nacido, y en la cual callaba el aullido de los Lobos.

Sköll, como el rencor de los fríos viento del invierno nórdico. Para Freyja la regla de todos los dioses no se aplicaba, pues para ella su cachorro lo era todo, era su hijo, y el de su amado Fenrir.

Pero aquel pequeño niño sería también la desgracia de aquella unión.

Njördr descubrió su tracición, a pesar de que meses antes, ella le hubiese comunicado que no deseaba seguir al lado de su esposo, porque amaba a otro hombre; ella jamás mencionó quien era aquel otro hombre, y al descubrirlo , su furia cayo sobre ambos amantes.

Freyja fue condenada al exilio, y a perder sus alas.

Sería desterrada debido a su traición, y jamás volvería a pisar los suelos de Asgard. De ahora en adelante ella vargaría eternamente por los confines de la Tierra.

Fenrir, al no poder contener su ira, se reveló nuevamente contra el emperador de Asgard, pero esta vez, logró quitarle uno de sus ojos, y como castigo de su rebeldía e insolencia, éste fue enviado a Niflheim, pero esta vez no habría forma de que pudiese escapar de allí, ni pacto que lo librase de su maldición.

Así fue como Njördr, controlado por la ira, condenó a su propia hija a la muerte. Y aunque después de su expulsión, pasaran años, él no pudo superar la enorme tristeza de perder a su adorada Freyja.

Nordic Leyends "Hati & Sköll"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora