Pequeña historia ahora :''D ¿temprano? ¡Debo desaparecer por muchos ratos! ¡¡TODO DEBE SER RAPIDO AHORA!!
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— Y eso es todo, prepárense para el baile.
Rápidamente caminó al carruaje, le había ido mejor de lo que creía en ocultar su enojo, «debería considerar disfrazarme de Ink» se pensó a si mismo Error, aunque sinceramente, no le molestaba el haber salido de su rutina tan estresante que había llevado desde tiempos incontables, tantos que perdía la cuenta el mismo de su edad, las risas y aplausos alegres que se habrían paso detrás de él le ayudaban a mantener la calma, por fin había dado un consejo alegre a su soberano amigo y rey, e igualmente su consejo había hecho felices a tantos, eso era lo que tanto deseaba. Antes de poder llegar a entrar al carruaje un ligero aroma a pan inundo sus inexistentes pulmones salvajemente, tal vez el aprovechar su salida no era una idea tan mala. Cerró la puerta suavemente tras de sí y se dirigió con el cochero, quien tarareaba muy alegremente una canción la cual desconocía por completo Error.
— Hey –dijo mientras daba leves golpes al carruaje–
— Dígame mi señor, tra lala
— Tardaré un poco en un paseo, se paciente por favor
— Disfrute su paseo Tra ra ra –dijo el cochero, por su tono de voz Error supuso que habia sonreído, era imposible saber pues su rostro no lograba verse nunca–
— Sí, claro
Dicho eso camino a una dirección que el desconocía, pero el aroma lo guiaba correctamente, cuando por fin encontró la tan anhelada panadería y entro se sorprendió de lo que vio, tanto que incluso pego un gritillo agudo. En la panadería no trabajaban monstruos ni humanos, sino ¡arañas! eran miles, un escalofrió recorrió su espalda al pesar que quería comer varios de aquellos panes tan exquisitos a la vista, claramente, no podría sin tener un presentimiento de asco.
— ¡Oh, pero si es el consejero! uh juju, seas bienvenido –dijo una voz detrás de el–
Error volteo rápidamente al mostrador, no podía mas, una mujer araña gigante morada y llena de casi todo tipo de dulce o glaseado, eso era lo único que le faltaba para caer al suelo inconsciente durante algunos segundos –para el– que en realidad fueron horas.
Cuando abrió sus cuencas se encontraba en el mismo lugar en el que se había desmayado, con la diferencia que tenía puesta una manta encima, hacia un frio considerable, las arañas no estaban y el local estaba completamente oscuro. Se levantó del suelo con el cuidado de no quitar la manta, ¡que hacía mucho frio hombre! y su ropa no era del todo apropiada para esas temporadas. Quedó un rato apoyado en la pared tratando de acostumbrarse a la oscuridad que lo abrazaba sutilmente. Sintió unos pequeños golpecitos en ambas piernas a lo que volteó su mirada a ellas, era una pequeña arañita con una antorcha realmente diminuta quien le golpeaba suavemente, algo tierno a la vista de Error. La arañita apenas fue notada corrió en dirección al mostrador, hasta ese momento el esqueleto vio que había una puerta detrás de este gracias a la arañita, posó su huesuda mano en el mango de su espada y siguió a la arañita hasta el interior de la puerta, nunca dejaba de ser un ser desconfiado después de todo.
Con cuidado empujó la puerta encontrándose con una gran diversidad de pasteles y dulces, todos eran vistosamente exquisitos por igual, el paraíso de cualquier niño que no fuera alérgico a los dulces, por suerte Error no lo era para nada. Quedó maravillado ante tantos postres existentes, ¡en su vida había visto tanto! ni siquiera en los bailes reales que organizaban en el castillo. Supuso así sería el que se organizaría dentro de unos cuantos meses en su reino, por consejo suyo, ¡lástima que él no podría probarlos! como consejero personal debía mantenerse atado a su soberano rey que a pesar de tener mente de niño, no era de mucho socializar y prefería quedarse sentado en su trono para contemplar a los demás invitados divertirse.
Se acercó a una de las tantas mesas largas y tomo uno de los panecillos que estaban sobre esta y le dio un pequeño mordisco, exquisito, debía recomendar mucho esa panadería a como dé lugar.
— Uhjujuju ¿es de su gusto mi señor? –comento la misma voz de antes–
— Nada les compara –dijo Error aun sin dejar de comer el panecillo–
— ¡Oh que alago!
— Avisare de usted a nuestro soberano rey, señorita... eh...
— Muffet o como me llaman mis clientes, sugar
— Es... un buen nombre... como sea, me disculpo por la intrusión señorita Muffet, con su permiso me retiro.
— ¡Vuelva pronto! uh juju
Error dio media vuelta y se dirigió a la salida de ese lugar, claro que llevándose consigo otros tres panecillos adicionales, más el que llevaba pegado a su boca, tampoco habia querido dejar la manta que llevaba puesta, Muffet tan solo rio ante aquello, le alegraba que le fueran de su agrado. Cuando estuvo ya fuera del local el esqueleto corrió en dirección donde debería estar el carruaje esperándole –si es que aún lo hacía– pero un tenue quejido le llamo su atención, parecía uno realmente doloroso e inclusive depresivo. Miro detalladamente cada rincón de la oscura calle que, a diferencia de la anterior, esta parcia golpearle sin piedad en el rostro. De nuevo posó su mano en el mango de su espada, en uno de los tantos callejones logro divisar a un indigente, camino con cuidado hasta una distancia prudente.
— ¿Sigues vivo?
— ¡Ah!
La "cosa" que estaba frente a Error trato de alejarse rápidamente, no estaba del todo acostumbrado a que los extraños le hablasen, por lo general solo unas cuantos monstruos lo hacían. Esa reacción no le extraño en nada al esqueleto oscuro quien solo se agacho lentamente teniendo el cuidado de no acortar la distancia que había entre los dos y depositó en el suelo uno de los tres panecillos extras que había tomado junto con la manta, como sea él tenía muchas más y mejores. Era una escena para reírse o enternecerse, depende de cada uno, pues nadie podría ver al sanguinario consejero Error apiadándose de un alma vagabunda tanto como para regalar de sus postres, en especial uno del que disfrutase tanto. Volvió a levantarse y con una pequeña sonrisa se despidió de la "cosa" para retomar su camino al carruaje que para su suerte aun le esperaba. El cochero seguía canturreando la misma canción durante todo el camino de vuelta al castillo. Error fue recibido con algunos regaños extras que fueron apaciguados gracias a los otros dos panecillos que le quedaban. Pero, habia algo que usurcaba la mente del esqueleto oscuro, las palabras del cochero:
ˆLo has econtrado... Truuupˆ
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El reino |Cross x Error|
RandomNinguno de los personajes que apareceran en esta historia me pertenecen, todos tienen su respectivo autor. Dia y hora de creacion: 26/12/2017 - 8:43 pm Comienzo de edicion: 16/01/2018 - 11:31 pm