Los invitados iban llegando, llenando al salón de uniformes, aumentando mi incomodidad con cada segundo que pasaba. El humo de los oficiales, prendiendo cigarrillo tras cigarrillo, empezaba a marearme. Papá lucia su impecable e inmaculado uniforme de la Fuerza Especial, al igual que la mayoría de los hombres allí presentes. Cuando su mirada chocó con la mía, se acercó para ir presentándome a la gente importante.
– ¡Sophie! Estaba buscándote– la voz de Heinz me sorprendió y el joven apareció sonriéndole a mi padre, quién le cedió el lugar luego de compartir un saludo militar.
En pocos segundos papá había desaparecido de mi vista. Evité exteriorizar mi exasperación y me dibujé la sonrisa más amable que pude. Heinz era apuesto, esa impresión no había cambiado. Su cabello se encontraba peinado hacia atrás, engominado de alguna forma que daba el aspecto de estar mojado y su uniforme estaba más planchado que de costumbre. Se había puesto todas y cada una de las medallas que había podido juntar.
-Buenas noches, Sophie.
-Buenas noches, Heinz.
Señaló su collar fingiendo seriedad.
-Soldado Müller, por favor -no pudo sostener mucho tiempo el rostro serio.
-Para mi siempre has sido soldado.
-Técnicamente lo soy hace tan solo una semana. Ya terminé mi entrenamiento, aunque se nos comienza a llamar soldados desde que iniciamos, no lo somos realmente hasta completarlo. Es la primera vez que uso este uniforme en una fiesta. Hubiese preferido usarlo por primera vez en mi propia fiesta pero al parecer lo mío era menos importante y me retrasaron el festejo para celebrar primero la llegada del General - se encogió de hombros- Ni siquiera me dejaron enviar las invitaciones para no opacar... en fin, es en una semana más.
-Debería tomarme como invitada ahora mismo, ¿no? -le tomé el pelo.
-Fue una invitación espantosa. Espera- se dio vuelta un segundo, dándome la espalda y se volvió para mirarme luego- Buenas noches, Sophie. Te he estado buscando para invitarte antes que a nadie a mi celebración dentro de una semana.
Estiró una mano enguantada frente a mi.
-¿De verdad? ¿Antes que a nadie? ¡Sería un honor! -tomé la mano que me ofrecía y se la llevó a los labios.
-Fantástico -dijo sin dejar de mirarme a los ojos- Siempre te ves bien, pero el azul te queda asombroso– comentó, con seguridad.
–Gracias– respondí, retirando la mano algo avergonzada.
Por dentro felicité sarcásticamente a mi madre por su gran elección de vestuario.
-Tú estás... - continué, señalando su uniforme y las condecoraciones de metal que lo adornaban- destellante.
-Ah, eso seguro- se rió- mi madre insistió con hacerlas pulir. De hecho insistió con que me las colocase todas aunque algunas son redundantes. Por ejemplo esta -señaló una flor de metal completamente plateada- significa que superé el entrenamiento básico y esta otra -otra flor igual pero con detalles en rojo- significa que superé el entrenamiento avanzado. Si solo llevase la Flor de Avanzada se sobreentiende que pasé por el entrenamiento básico pero ¿qué va a decirles uno? A las madres me refiero. En más, creo que te encuentras en una situación similar. Siempre te vistes muy sencilla, dudo que hayas elegido tú ese vestido tan llamativo.
-Me atrapaste -no quería hablar de Bridget así que volví al tema anterior- ¿Y esta otra medalla qué significa?
Me imaginé que mi anterior versión podría haber hecho esa pregunta y la consideré la indicada. Parecía estar buscando detalles para rellenar mi próximo Reporte de Avances, algo muy normal. Necesitaba verme y sonar normal.
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Alta Traición
Ficção HistóricaUna fiesta se llevará a cabo en la casa de la joven Sophie Goethe. Los oficiales de alto rango de la zona le dan la bienvenida al que parece ser un importante General del país Moribus: Stein Schultz. Sophie sabe que debe callar el odio que siente p...