Kumamon

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—Bien chicos, ya es hora de la siesta. Pongan los juguetes en su lugar y traigan una mantita. ¡Vamos! —dijo la maestra.

A todos los niños, sin importar la edad, se les hacían tomar una siesta al mediodía. Los niños llegaban temprano, dejados por sus padres cuando salían a trabajar, y pasaban una entretenida mañana pero debían de recuperar energías.

Jimin se alegró por el anuncio dado. A Yoongi hyung le encantaba la hora de la siesta, al igual que a él porque su hyung lo utilizaba como un osito de peluche para dormir mejor.

Dejando todos los juguetes en la canasta designada para estos, el pequeñín corrió en busca de una manta lo suficientemente grande para caber los dos juntos. Tenía que apurarse, no quería quedarse con pocas opciones a elegir.

Parado frente al estante observó detenidamente cada una de las piezas de tela debatiendo entre cuál sería la mejor.

Tenía los bracitos cruzados sobre su barriguita mientras decidía cuál llevarse. Vio una que a su parecer era perfecta: amplia, suave y esponjosa. Estiró su manito para cogerla e ir corriendo con su hyung, pero en un abrir y cerrar de ojos la manta desapareció de su campo de visión.

Uno de los niños mayores se la arrebató antes de tenerla y para su mala suerte, este era mucho más alto que él.

—¡Dámela! —exigió dando brinquitos.

—¡No! Yo ya la agarré, consíguete otra —levantó el brazo evitando que lo alcanzara.

—¡Pero yo la vi primero! ¡Es para hyung!

Chanyeol, ya cansado de tener a esa bolita rebotando frente a él y jalándole la ropa, estiró su mano posando su palma en la frente del pequeño, impidiendo que este pudiera avanzar hacia él.

—¡Ya déjame!

Sin notar que el menor utilizaba todas sus fuerzas para acercarse, retiró la mano y Jimin se fue de bruces directo al piso.

El lugar quedó en silencio.

Jimin se incorporó quedando sentado en el piso, con su frentecita roja y raspada.

—Ji-ji-ji...

—Ay no, por favor no llames a-

—¡¡¡JIN HYUNG!!!

Un desgarrador grito salió de su garganta para después empezar a llorar a mares. El alto intentaba calmarlo asustado.

—Shhh no llores Jiminie, ¿si? Por favor ya no llores —dijo desesperado.

—Park Chanyeol —esas palabras hicieron que el mencionado se congelara en su sitio —¿Qué crees que le haces a Jiminie?

Jimin sollozaba en el suelo mientras veía como Jin hyung le gritaba y daba manotazos a Chanyeol, quien salió corriendo antes de que Jin lo asesinara ahí mismo por lastimar a uno de sus retoños.

De pronto sintió algo calentito envolviéndolo y frente a él Jin hyung le sonreía tiernamente.



Llegó emocionado, aún con algunas pequeñas lágrimas acumuladas pero emocionado. En el salón todos ya estaban acostados en los futones y entre todos los bultos identificó la cabellera negra de Yoongi y caminando en puntillas se acercó, esquivando los cuerpos.

Su hyung estaba de espaldas hacia él y con piernas hacia su pecho, prácticamente hecho bolita. Al parecer el pequeño Yoongi no aguantó esperar a Jimin por lo que se durmió sin alguna manta encima.

Jimin se colocó el pedazo de tela en la espalda ,como si de una capa se tratase, dejando algo de espacio por su lado derecho. Se agachó y colocó el espacio que dejó cubriendo el cuerpo de Yoongi y cuando estuvo listo para tirarse a su lado una cosa negra entre los pálidos y suaves brazos le llamó la atención. Otra vez ese oso feo que Jimin tanto odiaba estaba siendo abrazado por su hyung.

Frunció el entrecejo e hizo un leve puchero. Además de odiar a ese oso porque le parecía horrendo también lo odiaba porque a Yoongi hyung le gustaba mucho; incluso prefería tomar una siesta con ese oso en lugar de jugar con él en sus tiempos libres.

Todavía en cuclillas deslizó suavemente aquel animal de sus pesadillas hasta retirarlo de los brazos de su hyung, lo dejó a un lado y se quitó la manta para cubrir completamente a Yoongi. Con sus dos dedos tomó al oso por la oreja haciendo un mueca de asco y rápidamente caminó hasta el patio de juegos donde lo sentó en una de las tantas casitas de juego.

Regresó sonriendo ampliamente y satisfecho por alejar a la cosa negra de Yoongi; ahora sí el mayor lo abrazaría a él, como tanto le gustaba.

Efectivamente, cuando se cubrió y acurrucó junto al cuerpo de su hyung este se aferró a su cuerpecito y Jimin no pudo estar más que feliz.

Ni si quiera un feo oso de peluche podría quitarle la atención de su hyung, no, no lo permitiría.

Mientras tanto Yoongi... él simplemente sonreía sobre aquellos cabellos rubios, siempre le causaba algo de risa que al menor no le guste su personaje favorito.

Ya después buscaría a su Kumamon, por ahora disfrutaría de la calidez del menor que lo arrullaba.

Kindergarten ♡Yoonmin♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora