Kindergarten ♡Yoonmin♡

The best Hyung

—¡Buenos días maestra! ¡Buenos días Kookie! ¡Buenos días señora flor!

Ahí entraba Jimin saludando alegremente a todos como era costumbre. Esa mañana se sentía feliz, su madre le dio panqueques de desayuno y le mandó las gomitas de osito que tanto adoraba.

Daba brinquitos en lo que llegaba a su asiento.

—¡Buenos días Yoon-

La tierna sonrisa que traía cayó un poco. ¡Su hyung no estaba en su lugar! Era raro ya que Yoongi siempre llegaba más temprano que él.

—Jiminie, parece que a Yoongissi se le hizo tarde —comentó la maestra al ver que su tierno alumno se había detenido abruptamente mirando fijo al asiento vacío.

—Si... —susurró —¡De seguro le está dando problemas a mi tía para cambiarse! —Ese hyung... —chasqueó la lengua y se cruzó de brazos —Ya le he dicho que tiene que cambiarse solo, ¡ya es un niño grande! —refunfuñó.

Pero bueno, así era su hyung. Solo esperaba que su dormilón amigo no falte a clases, o sino lo extrañaría mucho.

—¡Minie!

—¡Ah! ¡Tae!

—¿Que andas viendo, Minie?

—Estoy esperando a que hyung llegue.

—¿Quién? ¿Jinie hyung? —miró a la izquierda.

—¡No, Tae! —rió.

—¿Namjoon hyung? —ahora a la derecha.

—¡Tae, basta! ¡Hablo de Yoonie hyung! —rió más fuerte por la mueca que hizo su amiguito.

—Tomen asiento peques, ya vamos a empezar ¿okey? —la maestra interrumpió, haciendo que el pequeño castaño se preocupara un poco.

—¡Pero todavía no llega Yoonie hyung! —exclamó con sus ojitos cristalizados.

—La mami de Yoongissi llamó diciendo que está enfermo, Minie —explicó con paciencia —Por eso no pudo venir hoy.

Jimin sentía que iba a llorar, miró con tristeza el asiento a su lado y apretó su peluda mochila entre sus puñitos cuando sus ojos empezaron a arder.

—¿Jiminie? ¿Te encuentras bien? — el pequeño no respondió —Si gustas, Tae puede sentarse contigo ¿qué dices?

—N-no...

Jimin seguía apretando su mochila con fuerza y tenía la mirada baja en dirección a la silla a su costado, empezando a hipar.

—Vamos, salgamos un rato, pequeño.

La maestra tomó de la mano al menor y a pasos lentos salieron al patio.

—¿Me dirás qué pasó, campeón?

Levantó la mirada.

Y rompió en llanto.

—¡H-hyung no vi-ino! ¡Y-y-y es-tá enfermoo~!

Jimin se sentía triste porque su hyung estaba enfermo. Él odiaba estar enfermo porque no podía salir a jugar y el dolor de su cabeza lo hacía llorar. Lloró más fuerte al pensar en su hyung pasando por eso.

—¡Y-Yo quie-ero i-ir con h-hyung~!

—Hyung está malito.

—¡P-pero yo q-quiero ir con-con él!

El pequeño estaba empezando una rabieta. La maestra se sorprendió, él no era un niño malcriado ni era de hacer rabietas pero no paraba de llorar exigiendo ir con su pequeño mayor.