«Extra»

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×××

Después de que Len allá despertado , aparte de algunos días de reposo dados por él Medico, ambos Kagamine se graduaron, ese mismo día Len le entrego la carta que había escrito confesándole a rin sus errores, su amor y sin mas ni menos; le pidió matrimonio.
La rubia sin dudarlo se le lanzo y grito un muy fuerte "¡Si, acepto!".

Desde ese acontecimiento habían pasado  años en los cuales fueron los mas felices, ellos a sus veinticinco años, tuvieron una hija a la que tanto aman, llamada Lenka. La pareja seguía viviendo en su pequeño pero acogedor departamento en él que tuvieron buenos y malos recuerdos; parte de una pequeña perrita correteando por el mismo.
Pero eran esos recuerdos los que mantenían parte de la relación fuerte, sabiendo que se tenían el uno al otro.

   ×Presente×

 La pareja se encontraba desayunando en la pequeña sala del departamento, ellos se daban alguna que otra mirada u sonrisa risueña como su fuesen adolescentes que recién están experimentando él amor, hablando de las cosas que harían el día de hoy.

 Aquella platica se detuvo cuando una pequeña niña entro a la sala frotándose los ojos con su pequeña manito, dando a entender que recién se despertaba, les regalo una cálida sonrisa a sus padres dándole un beso en la mejilla a ambos sentándose en una de las sillas de la sala, Rin le tendió él desayuno a su ya despierta niña de tan solo Cinco años.

—Mami...— Menciono la pequeña tomando entre sus manitos una tostada, Rin la miro con una sonrisa esperando a que prosiguiera —La abuela me dijo que hoy me llevaría al parque y después iríamos a tomar helado. — Dijo alegre

—Que bueno cariño, hace un rato había llamado diciendo que vendría a la tarde. — Aviso con una sonrisa.

 La niña tan solo asintió feliz terminando con su desayuno para después ir a su habitación a jugar con sus muñecas. La mañana había pasado rápido entre risas y juegos de parte de la familia, cualquiera que los veía dirían que eran una familia perfecta pero si supieran lo que tuvieron que pasar para poder ser felices.

  Eran las cinco de la tarde y la madre de Len se encontraba en la sala conversando animada mente con la pareja esperando a que la niña bajara, según la pequeña se iba a vestir para verse bonita para salir con su abuela.

...


 Habían pasado unos minutos desde que su hija se había ido, sabían que no iba a volver hasta tarde. Rin se encontraba lavando los platos usados; aunque que no habían ensuciado mucho. Len se acerco a Rin abrazándola de la espalda dándole pequeños besos en él cuello.

—¿Sabes? Hace mucho que no tenemos tiempo a solas...— Murmuro Len sobre su oreja con un tono juguetón.

 Rin se dio vuelta quedando al frente de su pareja entrelazando sus brazos alrededor de su cuello.

—Es verdad, no se...— Hizo una pausa sonriendo.— Podríamos aprovechar este momento para... Ya sabes... —Con uno de sus dedo enrollaba algunos cabellos sobresaliente de la nuca de Len, él nombrado sonrió.

 Las manos del rubio se habían posado suavemente en la cintura de Rin acariciandola sobre la ropa, sus distancias se acortaron, al principio fue un beso lleno de ternura y cariño; la pareja tenían todo el tiempo del mundo, eran solo ellos dos en aquel momento. Aquel suave y dulce beso se hacia mas intenso en donde ambos se repartían caricias y palabras de amor.

Ambos rubios se dirigían a paso lento y tranquilo a la habitación en donde los besos estaban permitidos. No paso mucho cuando Rin ya estaba sobre la cama enrollando con sus brazos el cuello del mas alto, sonriendo con cariño hacia su contrario.

Las ropas iban desapareciendo, y los ruidos obscenos de la boca de la joven se hacían presentes; su marido hacia que cada caricia sobre su piel descubierta parezca que quemara sintiéndose de una forma indescriptible.

Aparte del deseo carnal que ambos se tenían en aquel momento, las palabras de amor amortiguadas y de gran valor en cuanto a sentimientos en el momento en el que la pareja era uno en si mismo era la parte favorita de ellos. Y algo que repetirían una y otra vez; siempre se sentían insatisfechos después de hacerlo.

—Te amo Len...—Murmuro la rubia mirando de reojo a su contrario.

—Yo también te amo.—Sonrió.

La pareja callo en los brazos del morfeo, después de expresarse cuanto se querían, después de ser uno con el otro.

Por que para ambos ellos eran sus 20 razones para
seguir vivos, contando su nuevo razón que era
su linda hija.
Pero su amor es fuerte y nadie podía cambiar eso.

×××
Este es el EXTRA se que no es Lemon del bueno.
Pero algo es algo baja
Espero que hayan disfrutado de la novela.

20 Razones para vivir. ×RiLen×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora