Una función de lagrimas

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Cuando me veo en el espejo pienso que cada día nos sonríe y es de cada quien sonreírle de regreso, para mi cada sonrisa significa algo, esas tímidas sonrisas donde las comisuras apenas y se levantan, esas radiantes que muestran cada diente y que dejan una cálida sensación de satisfacción sin duda contagiosas, las sonrisas altaneras tan típicas de los ricachones que tan tristemente viven, tan gris es su mundo, las sonrisas más hermosas son las que quedan después de una buena carcajada, por eso yo me esfuerzo en tener la mía. Cada día.

Cada día aprendo algo nuevo, tengo 9 y en tan solo unas horas 10 años. Dante me ha prometido permitirme asistirle en mi primera presentación por mi cumpleaños, si parece gustarle al público yo poder continuar.

Últimamente he visto como mucha más gente se une al circo, como Dante de vez en cuando se molesta con alguien, no hemos abandonado a nadie desde hace semanas, pues algunas personas han acabado rompiendo las reglas. Las reglas de Dante son sencillas, pero aun así hay quienes poco les importan algo como eso, solo buscando como conseguir el dinero, lo ha dicho mamá, si me escucha siquiera me regañara.

Esta noche es especial, me siento nervioso, no puedo comer y a Eugenia eso le hace molestar un poco, ella lo entiende, pero soy su niño favorito, todo he comido, todo lo que me ha dado, pero hoy es diferente, no logro sacar el nerviosismo de mi mente, todo el día he pensado en ello, en cómo es que hare, en cómo es que me permitiré acompañar a Dante en esto, como es que podre siquiera seguir su ritmo, suele ser demasiado rápido. Es como si Dante tras ese antifaz negro se convirtiera en alguien más, un misterioso y atractivo hombre que puede hacer aparecer la magia, las estrellas y cada acto como si fueran un hechizo, yo no podría hacer eso, pero supongo que así aprenderé. No por nada me lo ha pedido.

Mi estómago se siente revuelto y mi sonrisa nerviosa sé que se nota, todos me miran como han mirado a otros, cuando algo nuevo sucederá todos tenemos estas sonrisas, nerviosas, dudosas, con la esperanza de no actuar mal, de dar lo mejor de nosotros, porque nosotros así lo deseamos, porque para nosotros así es lo mejor. Todos me dan sus ánimos, todos me ayudan preguntando si me encuentro bien, algunos me dan consejos de como acomodarme y donde esperar a órdenes, mamá está nerviosa también, pero no sé porque, ella solo debe volar como siempre.

Mi traje es ahora más grande, dice mamá que me he estirado, pero no lo noto demasiado, solo que ahora puedo entrar en unos zapatos grandes y negros, son muy grandes y me hacen caminar graciosamente. Mi traje sigue siendo blanco con negro en los bordes y los botones, ahora tengo otro botón, no lo uso siempre lo cual es bueno, no me gustaría ensuciarlo, mientras puedo usar un overol con una camisa debajo o un pantalón de tirantes, pero siempre a mamá le ha gustado que use una camisa, dice que me hace ver muy lindo. Claro que me veo lindo, los payasos somos lindos, somos graciosos, somos las sonrisas en espera, las sonrisas eternas que se contagian.

Aunque aún no me dejan usar mucho maquillaje como lo hace Jonny puedo usar lo necesaria, aun así... Dante me ha pedido usar una máscara, no sé para qué, pero Karla está preparándola, así como mi vestuario, Elizabeth esta también preparando todo, ella me pintara y poco le falta para acabar mis guantes blancos, todo debe ser genial y muy bonito para poder presentarme, ellas encantadas de poder ayudarme y yo les agradezco mucho. Como una familia unida que somos, todos nos ayudamos.

Solo hay poco tiempo en un día como este, tan lleno de movimiento aun siendo de mañana casi al medio día y la presentación ya que la noche a caído, todo tipo de gente vendrá, todo tipo de sonrisas veré más allá de las cortinas, más cerca de su gran aprecio, del estridente aplauso y de sus carcajadas que producen la sensación más importante para mí: el entusiasmo.