Algunos amores duelen

La negación

Miro detenidamente tu rostro cansado y que expresa cierto cariño hacia mi. Parece que me miras pero no me ves, el precio por abusar de estos ojos...

Te giras bruscamente y dirigiéndote hacia ese trono de piedra ya verde por su antigüedad, te restriegas la cara para aclarar tus ideas.

Yo tengo que ser capaz de ver a través de este engaño. Pero no consigo ver nada... esta es la realidad... Si es así, porque me has hablado así, que está pasando, no entiendo nada...

¿ACASO ESTAS JUGANDO CONMIGO?

Crees que soy tan débil que puedes dar la espalda a tu enemigo. Este es el momento que tengo que aprovechar, como me he podido rendir tan fácilmente ahora que estoy más cerca que nunca de ti. Agarró mi katana y en un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba detrás de ti, dispuesto a clavártela. Pero noto como te das la vuelta rápidamente. "Argh" un patada en el costado y ya me encuentro en el suelo a unos metros de ti.

"¿Porque has venido a mi sí todavía no posees estos ojos? ingenuo" dijo con tono grave, mirándome por encima del hombro.

"Porque no podía esperar más a verte" repliqué apoyándome en la pared para levantarme. alzando la cabeza con unos ojos provocadores y una sonrisa cínica.

Nuestros ojos se encontraron, y tu fría y calculadora mirada me penetraba, como si estuvieras descubriendo hasta el último de mis deseos y mis anhelos.

Pero tú que podrías estar pensando, hermano...