Annya Smith. ©

Capítulo 1

-¿Y si no estoy a la altura? De toda la vida se ha dicho que los médicos son bastante duros... y tú ya sabes que soy un poco sensible.-

-Joder hija, para ser una simple camillera, la chapa que vas a dar.-
Le cuelgo. Esta mujer es tonta,sabe la rabia que me da que llame así a lo que siempre ha sido mi sueño.

En momentos así la odio profundamente.

Lo mejor será que deshaga las maletas de una bendita vez.
A los 5 minutos vuelvo a escuchar mi móvil. Como lo suponía, es la impulsiva de mi madre otra vez.

-Lo siento hija, pero es que llevas así todo el verano. Disfruta estos días de la feria de la ciudad y ve repasando el temario poco a poco, ya sabes que agobiandote no consigues nada.
Sé que lleva razón, pero estoy demasiado nerviosa. La vida de mucha gente va a depender de mí.

-Ey! ¿Has leído el grupos de éstas? Hemos quedado para comer en una hora. Luego prepararemos mojitos e iremos a la feria. - Dice Carla, mi compañero de piso y amiga, una de las más alocadas que tengo, entrando en mi habitación sin ni si quiera llamar.

- Si hubiera estado follando me habrías interrumpido de pleno, cariño. -Le suelto un poco molesta.

-Ya quisieras. Y tranquilízate, anda, te noto un poco tensa. Disfruta de la vida, que son dos días.- Me espeta ésta.

Viste de negro y apenas va maquillada, es muy sencilla, salvo que lleva un tinte rojo bastante llamativo.
Sin ni si quiera contestarle me voy a la ducha donde sin darme cuenta,se me pasa el tiempo volando.

Necesitaba un ratito así, de relax. Me aclaro el pelo sin poder evitar pensar en lo que ha sido de mi vida durante estos últimos meses.

Por fin voy a cumplir mi sueño y no muy segura de mi misma... no sé que me pasa últimamente, pero esto tiene que cambiar. Por otra parte, estoy contenta porque por fin me mudo. Con 19 años y es la primera vez que salgo fuera de casa...es casi un sueño.
Salgo corriendo en albornoz directa a mi habitación y allí elijo unos pantalones negros, una camiseta blanca con escote y mis zapatillas. Me maquillo y cuando me hago una coleta con tupé me veo bastante bien. Llevaba tiempo sin verme tan estupenda, por lo que un chute de autoestima recorre mi cuerpo.

-Ya estoy lista.- Le grito a Carla desde la otra punta de la casa y nos vamos al piso de otra amiga.

-Primera comida de amigas en la city, chicas.- Dice Nuria, la única chica rubia de mi grupo cuando entramos.

Una parte de mi está deseando vivir esta experiencia; acostarme a la hora que me de la gana, comer y cenar lo que me apetezca y lo más importante, llevarme al piso a quién quiera. Si, me refiero a todo tipo de chicos.

Ésto es otra de las cosas que me preocupa, decenas de chicos han pasado por mi vida pero todos y cada uno de ellos al final me dan la espalda. Sinceramente, no sé qué hago mal.

‌-¿Cómo es que te has venido ya?¿Te han dejado tus padres?- Pregunta extrañada otra de ellas.

-Creo que los tenía demasiado aburridos con el tema de las prácticas.- Nos reímos a carcajadas y comentamos lo peligrosa que seré en la ciudad. Todas saben que me encanta conocer a gente nueva.

La verdad es que ésto es un poco a lo loco. He alquilado un piso para todo el año cuando mis prácticas durarán solo tres meses. Espero encontrar trabajo al terminar...

3 novios de mis amigas se vienen con nosotras de fiesta y una sensación de envidia,supongo que sana, recorre mi cuerpo.

Pasamos a varias carpas a darlo todo y a media tarde me llegan varias notificaciones al móvil.
Carlos ha votado por ti, Jorge ha votado por ti, Paco ha votado por ti...
Entre baile y baile me meto en los perfiles de las redes sociales ocultas, como dicen mis amigas y sin ni si quiera prestarles atención,echo un ojo rápido. Tíos y más tíos...

A las 12 de la noche volvemos a casa ya que Patri, María y Marta se han ido con sus respectivas parejas. Como sea así todo el año...mal vamos. Pienso para mí misma.

Gracias a la orientación de mi amiga Carla conseguimos llegar al piso. Os juro que la mía es nula.
Una vez allí mi puta cabeza se vuelve a anticipar.
¿Para qué coño te has venido ya a la ciudad, Annya? ¿Vas a estar parada dos semanas mientras todas tus amigas están ocupadas en sus quehaceres? ¿Y si has hecho mal en venirte? Quizá tu futuro sea trabajar en el pueblo en aquella triste ambulancia. Chirría mi subconsciente.

-Ey! -Interrumpe Carla mis pensamientos tirándose en mi cama-
¿Qué pasa? Te noto muy rara.-

-Quizá no debería de haberme venido aquí. Me estoy arrepintiendo y ahora sólo lo veo como un simple capricho...-

-¿Te han dicho alguna vez que eres muy cansina?- Me interrumpe. Uf, mi amiga y su poco tacto para decir las cosas.

-Déjalo anda.- Le suelto largándome de la habitación pero ésta me persigue.

-¿Sabes que es tu propia actitud la que te hace actuar mal? Échale cojones de una puta vez y no te arrepientas de lo que decidiste hace dos días. En su momento ni si quiera te lo pensaste, así que adelante. Te conozco de sobra y sé que lo harás muy bien. Mientras tanto, ¿Por qué no buscas trabajo estas dos semanas? Quizá en algún pub busquen a alguien durante las fiestas. Así estarás ocupadas y no te sentirás tan mal.- Abrazo a mi amiga. A pesar de sus a veces malas maneras, me da unos consejos geniales.

Lleva toda la razón, mañana buscaré trabajo.