Capítulo 2

21 6 8
                                    

Me suena la alarma y al abrir los ojos vuelvo a la realidad. Creo que todavía no soy consciente de que me he independizado.

Paso largas horas buscando ofertas de trabajo y por fin encuentro algo que parece decente.

Se buscan camareros muy bien pagados en la carpa más famosa de la ciudad.

Llamo y en 2 horas tengo una entrevista de trabajo. Oh no, mis nervios aumentan todavía más. Bueno, por lo menos en ésto tengo algo de experiencia...

A los 10 minutos suena mi teléfono.

-Hola cariño, esta tarde a las 16:30 empiezas, no tenemos tiempo para pruebas. Ven arregladita.- Me dice un chico con voz afeminada que me cuelga al instante.

Vaya, ésto pinta divertido...

Mando un audio explicativo de esos que tanto me gustan a mis amigas y me preparo la ropa.

-Parece que te has tomado en serio eso del curro.- Dice Carla.- Yo trabajé una noche de camarera en el pueblo de mis abuelos y ni te imaginas la cantidad de tíos que se me acercaron.- Me guiña el ojo.

-No quiero que se me acerquen ni a 500 metros.- Le suelto con cara de asco. De verdad que estoy súper desilusionada.

-Pues...creo que has elegido la profesión inadecuada. Ponte buenorra y sal a triunfar.- Me dice dándome un beso en la mejilla.

Me pongo unas medias color carne y la falda negra más corta que tengo. Dudo entre una camiseta y un body pero al final elijo el último de color rojo con la espalda descubierta. Me encanta como me queda el escote. Me calzo mis tacones y me maquillo, siempre sin faltar mis labios rojo putón. Cojo un taxi para no complicarme demasiado y a menos 5 estoy en la puerta.

- Así me gusta, que seáis puntuales.- Dice el chico que me telefoneó cuando entro al gran local.- Me llamo Mario y soy el encargado, encantado.- Me suelta dos besos bastante sonoros y se coloca el traje tan... peculiar que lleva. Parece majo.

Me abre la puerta para que pase y veo cómo una veintena de camareros terminan de colocar el local.

-Vamos chicos, en 20 minutos abrimos.- Dice otro chaval bastante guapo.

Mario me ayuda a quitarme la fina chaqueta y la coloca en un perchero. -Manos a la obra, señorita, tú trabajaras hoy en ésta barra-.

No hemos hablado de ningún tipo de condición y ni si quiera sabe cómo me llamo.
No sé dónde coño te has metido... Me digo interiormente.

Nada más colocarme en mi sitio éste se va y me deja sola. A las 16:30 abren el local y como loca me pongo a atender. Tú puedes, me digo intentando convencerme.

Al buen rato veo a mi jefe corritear de aquí para allá.
-Joder, joder, joder. Ya os dije que no era buena idea llamar a gente sin una previa entrevista. ¿Ahora qué coño hacemos?- comenta a los cuatro vientos histerico por la apertura.

-Quizá la nueva sepa del tema.- Escucho por detrás y sin pensarlo Mario me pregunta.

-¿Sabes de baile? Dime que sí... La chica que iba a hacer el espectáculo se ha rajado. Por favor te lo pido, inténtalo, haz lo que puedas... te pagaré bien.- Me dice desesperadamente y el corazón me da un vuelco.
Me encanta bailar y no se me da nada mal pero creo que no es ni el momento ni el lugar. Miles de personas me van a observar.

-La ropa está en aquella sala.- Vuelve a interrumpir y se larga.

-¿Tú quién eres? ¿La típica que va de jefa y ni pincha ni corta? Menuda me has liado, bonita.- Le suelto con asco y a la vez nerviosismo a la pava que ha dado la genial idea.

-No juegues con fuego o al final te quemarás.-Me dice incrédula y se larga meneando sus exuberantes curvas.

¿¿Qué coño acaba de pasar??

Sin perder tiempo me voy a aquel cuartucho y descubro al chico que había visto anteriormente.

-Soy Cristian, encantado. Seguro que lo haces muy bien. Cámbiate y te enseñaré algunos pasos.-

-Annya.-Le contesto y así hago. Me coloco una mini falda con volantes y un top que por desgracia, me están demasiado ajustaditos. Con esto marco mucho... Me quitó las medias y me pongo un aceite por todo el cuerpo.

Ensayamos un poco y éste me dice que lo más importante es la actitud.

Cada momento que pasa me arrepiento más de ésto y cuando estamos apunto de salir veo a mis amigas dándolo todo en la pista de baile.

¡Lo que me faltaba!

Cuando me ven salir empiezan a gritar coma locas. Tierra trágame.

No las miro y sigo a lo mío.  Subo a unas pequeñas tarimas con la ayuda de Cristian y cuando la camarera pasa por debajo me mira fijamente.

Se muerde el labio y parece que se ha quedado pasmada. Cada vez me siento más y más sexy por lo que ahora meneo más mis curvas.

-Lo estás haciendo muy pero que muy bien.-Me dice mi compañero guiñándome un ojo.

Observo la barra y veo cómo mi jefe está aplaudiendo. Sé que gusta lo que ve.

En una de las partes Cristian se pega demasiado y no puedo evitar tú ruborizarse. No soy de restregarme demasiado en público.

Cuando por fin terminamos mis amigas se acercan a toda prisa.
- ¡Qué perra eres! Nos has engañado...-Me dice Nuria bastante molesta mientras las demás me alaban por lo que acabo de hacer.

Les explico todo y para no variar Carla me pide el número de Cristian.

-Apenas lo conozco y sabes que no soy de hacer esas cosas.-Le digo serviéndoles un cubata después de darme una ducha rápida en aquellos baños y cambiarme.

-Pues para no ser así... te acabas de restregar con él.-Me suelta y se ríen a carcajadas.

-Sólo por dinero, estúpidas.-

-Nos ha preguntado tu nombre una chavala pelirroja.- Comenta otra de mis amigas.

-Ni idea. Llevo aquí dos horas y solo conozco a mi jefe y a mi compañero.

Annya Smith. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora