Prólogo

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* Esta historia me pertenece, cualquier plagio hará que automáticamente sea detenida.

*Los personajes pertenecen a Naruto Shippuden/ Masashi Kishimoto.

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El sol apenas despuntaba e iluminaba con enferma palidez la mañana japonesa. Según dicen, Tokio no descansa nunca... pero el destino de la muchacha parece ser desértico. Hinata, frente al enorme cartel de letras rojas y luminosas que cruza la calle, lo sabe mejor que nadie: ese lugar cobra vida únicamente de noche. Conocía el barrio solo por aventuras de sus amigos que solían alardear que lo frecuentaban.

Suspira y aprieta los labios, se cierra el saco y avanza con resignación. Se pierde por las estrechas calles de locales cerrados: teatros, restaurantes y clubes que pareciera mentira que brillen extravagantes luego del atardecer, ahora solo existía un silencio sepulcral y unas hojas crujientes que cada tanto mueve el viento pre-invernal.

Un anuncio, en forma de cartel, instalado junto a la puerta de un establecimiento llamado "Kawaii Girls", mostraba como si fuera el menú de algún local gastronómico, una serie de fotografías de diversas chicas voluptuosas con ropa sugerente pero infantil y en muy diversas posiciones, pero sin haber olvidado esbozar un gesto enternecedor como si de pequeñas niñas se tratase. Después de contemplarlo unos segundos y de evitarse un leve sonrojo continuó caminando, cada vez eran menos los restaurantes de lujo y más los carteles que tenían sugerencias sexuales implícitas "MASAJES" "TRAGOS" "VIDEOCLUB". Aceleró su paso como si de esa forma pudiera vetar la vergüenza creciente que estaba experimentando desde que había ingresado al barrio rojo de Tokio.

Fue en una encrucijada de calles estrechas y sobredosis de anuncios, en donde se da totalmente por perdida. Más allá de las referencias no supo localizar el lugar al que debía concurrir. Observó en las cuatro direcciones mientras la brisa le eleva la coleta y casi le roba su gorro de lana. Solo algunos papeles abollados ofreciendo las mejores colecciones de hentai ruedan por el cemento.

Su celular suena y sabe que se trata él. Temblorosas sus manos se apresuran a responder y su voz sumida en el tormento de la situación solo pronuncia un simple —Es... estoy aquí.

—Sabía que te perderías, torpe— la aburrida voz masculina desaparece y Hinata vuelve a mirar en todas las posibles direcciones. Esta vez sus ojos, claros y húmedos por el frío, se enfocan en un cartel "La vie en rose".

—La vie en rose— murmura con un perfecto francés, ella tenia un diez en el idioma como en el resto de las asignaturas. Era una de las mejores alumnas de su clase y aspiraba a entrar a la mejor universidad. ¿Cómo fue que no previno el involucrarse en semejante problema?.

La vie en rose. Recordó el nombre que él le había apuntado en el cuaderno. También recordó el primer momento en el que lo conoció, cuando lo presentaron a su clase y cuando tomó asiento justo detrás de ella. Fue justo allí donde empezó su condena y parecía que la sufriría mucho tiempo más.

Con los labios separados que se ocultaban detrás de su enroscada bufanda, lo descubrió recostado contra la pared del establecimiento, con el móvil aun encendido en la mano. No la estaba mirando, pero la esperaba. Su cabello negro revuelto enmarcaba su rostro, sus ojos inexpresivos miraban la nada, todo su cuerpo lucia demasiado relajado y sobre todo seguro de si mismo.

Hinata no supo si dar un paso más hacia Sasuke Uchiha y aceptar su nuevo destino o salir corriendo para no volver a verlo nunca más.

Aun así, no existía esa opción.

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