Sueños conscientes - Cuentos cortos

Pedrito y el alcohol

La fiesta era increíble, la música sonaba fuerte, la piscina estaba perfecta, el único problema es que había demasiado alcohol. Para Pedrito ese no era un inconveniente, al contrario, se regocijaba al notar que por más que tomaba, las latas no se agotaban. Era una reunión de puros hombres, o como ellos la llamaban, de "salchichas", de "osos hormigueros y mantecadas", "de miembros". Era temprano, apenas las ocho de la noche, pero la torre de latas vacías casi tocaba el techo. Había una razón del porqué eran latas y no otra cosa, esa noche lo descubrí. 

Hicieron un fogata en el pasto, lanzaron las mesas y sillas a la piscina, incluso uno que otro puso su mano en el asador, para "calentar a la novia". Todos estaban solteros o dolidos, no invitaron mujeres para evitar problemas pues, "en la peda ", podrían pelearse por conquistar a las "féminas" o "mininas". Además, decían que así no habría uno que no usara la "cola del puma" (por fuerte, larga y negra) en otra persona, porque ellos mismos se darían cariño. Pero mientras algunos filosofaban, Pedrito se ocupaba de otra cuestión más interesante, "¿de quién eran las botellas de cerveza?" Como era su cumpleaños y todos eran "a toda madre ", las tomó sin remordimiento.

Cuando llegué al asador vi a Pedrito, estaba bebiéndose una de mis cerveza y, justo cuando terminó, me preguntó que si el vidrio se rompía. Le dije que ya no tomara más, lo que incitó a Pedrito a romper la botella contra la pared, sin soltarla. Lo último que bebió esa noche fue la sangre que chorreaba sin control de su mano, le dieron cinco puntadas.

Al día siguiente fui a visitar a Pedrito a su casa, para mi genuina sorpresa, ya estaba tomando de nuevo. Comía una hamburguesa y tenía que intercalar sus manos entre la bebida y la comida. Notó mi cara de asombro y me dijo "sin alcohol las heridas se infectan". Nunca más lleve a una fiesta cerveza en botellas de vidrio.