Introducción

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¿Por qué tantes pintan las demandas por la toma de responsabilidad e inclusión sociopolítica como ''divisivo''?

Recuerdo la primera vez que fui llamado nigger[1]

Me encontraba en Cuarto año. Recuerdo estar en un salón de clase, bromeando con una amiga (una chica blanca) y llamándola una nincompoop[2]. Me miró, su sonrisa mutó a una mirada de desprecio, y respondió ''estás mal... tú eres él nigger''

Obviamente me había escuchado mal, pero eso no importaba. Todo lo que importaba era que no sabía con exactitud de lo que hablaba, sin embargo había comprendido, en un nivel visceral, el mensaje fundamental y la forma en la que me hizo sentir: pequeño, asqueroso... menos que.

Desde aquel intento inconsciente de ''ponerme en mi lugar'', he soportado incontables escenarios — algunas veces casuales, otras veces hostiles — que me hicieron sentir una o más de aquellas cosas a través de mi vida, una consecuencia de navegar una sociedad de dominancia blanca con un sistema de valor tejido en anti-negritud en el tapiz de su cultura orientada por la blancura.

La cosa es no solo soy negro: también soy ateo. Aunque más benigno en contraste con la anti-negritud, ser ateo viene de la mano con una capa más de prejuicio que contengo dada nuestra cristiana sociedad hegemónica, incluso dentro de la comunidad negra.

Ya que la mayoría son criades en un ambiente social que constantemente motiva y refuerza algún tipo de creencia religiosa o teísta, varies ven estas ideas normativas como equivalentes a la verdad. Esta perspectiva resulta en pensar que algo traumático debió de pasarle a las personas que rechazan estas creencias normativas, o que seguramente odian a dios (lo cual es no ateísmo) o que debe de haber algo mal con elles mentalmente — porque, de alguna manera, hemos sido condicionades a creer que ningún individuo en su sano juicio rechazaría la idea de un ser supernatural invisible pero omnipresente él cual nunca hemos visto y nos es solo familiar por medio de historias primitivas y a hablillas.

Pero no soy solamente ateísta. Debo de lidiar con una amplia gama de hostilidad, temor, sesgo, ignorancia, microagresiones, alienación y silenciamiento reservado no exclusivamente a ateístas, y no únicamente a negres, sino para la intersección entre la negritud y el ateísmo. Siempre seré abiertamente ateo y negro, no pediré disculpas por ello (esto significa, aborrezco las políticas de respetabilidad, con facilidad conecto con la textura en las experiencias vividas de la vida negra y elijo no disminuir los problemas que afectan desproporcionadamente a la América negra). Aquelles que sugieren que debo ignorar cualquiera de estas piezas esenciales de mi ser, dependiendo del espacio que ocupe, francamente me están preguntando negar quien soy genuinamente a cambio de su conforte y su lealtad a las normas sociales, declarando que esos aspectos de mi identidad importan menos.

Ser un negro ateo dentro de espacios ateos centrados en la blancura que sacian las preocupaciones e intereses de ateístas blanques me ayudó mucho en realizar la importancia de las preguntas ''¿Quién está siendo excluide — y por qué?'' Pensar profundamente sobre esto también ayudó moldear mi valoración hacia las maneras en las que sostengo muchas ventajas sociales como una persona sin discapacidad, cisgénero, de género masculino y heterosexual en una sociedad que confiere un surplus de sentido a quienes ocupan estas identidades mientras deslegitiman la humanidad de quienes no.

Por tanto, para mí, la razón del porqué la interseccionalidad es vital es evidente: es tanto una metáfora como un marco de entendimiento que reconoce la existencia de múltiples ''avenidas'' de prejuicio y marginalización y que éstas ''avenidas'' se intersectan. La interseccionalidad nos recuerda el considerar la manera en la que todes somos impactades diferentemente debido a la compleja e interseccional naturaleza de las dinámicas de poder social.

Aún así, permanecen muches que menosprecian o, de otra manera, cuestionan la necesidad por la interseccionalidad. Esto usualmente sucede por tres razones.

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[1] Nigger es un sustantivo en el idioma inglés, en español en su connotación peyorativa negrata.​ La palabra se origina de un término neutral que se refería a las personas negras, una variación de la palabra en español/portugués «negro». Desde mediados del siglo XX el uso de la palabra ha adquirido una connotación sustancialmente peyorativa, en voz de personas ajenas a la población negra: un insulto dirigido a la gente originaria del África negra. Pese a esto es común que entre ciertas comunidades o grupos de etnia africana, especialmente afroamericanos se utilice la expresión nigger (o nigga, variación fonética más pobre) en un sentido más fraternal.

[2] Modismo del idioma inglés cuyo significado es bobe, tonte.



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