Lo inimaginable

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Logró recuperar la conciencia ya caída la noche y desde su alcoba podía escuchar vagamente el sonido proveniente de la cocina; al bajar logro encontrarse con una cálida escena: su amada esposa y su pequeño hijo compartiendo un agradable momento con sus amigas mientras preparaban el banquete; quedó tan embobado contemplando la escena que olvido anunciar su llegada hasta que María se percató de su presencia.

-Alexander, que bueno que despertaste- 

-Ah! Si, perdón por no recibirte apropiadamente querida- se disculpó torpemente.

-La verdad no importa, Eliza suele recibirme de manera tan amable que ciento que me recibe por los dos- replico tranquilamente la morena.

Al otro lado de la habitación se podía apreciar a la delicada Eliza ruborizarse lentamente tras el comentario de su amiga.

La manera en la que ellas se conocieron fue de lo más peculiar, puesto que fue el día en donde tuvo un "desliz" con María debido a la falta de aprecio que ella sentía por parte de su esposo y el estrés que tenía el por parte de su trabajo; al encontrarlos Elisa reaccionó de una extraña manera ya que aunque parecía que iba a desquitarse con María se detuvo súbitamente al notar los golpes y cortadas que poseía esta algo que parece, le conmovió y decidió ayudarla; claramente la pobre recibía un abuso doméstico por parte de su marido constantemente y solamente buscaba algo de contención y cariño por lo cual Eliza decidió que ella se encargaría al darle el trato que merece y de esta manera no tendría que buscar el aprecio que necesitaba en los esposos de las demás pero a su vez sería más insistente con su marido para que tomará descansos apropiadamente y de esta forma evitar que intentase engañarla otra vez.

-Despertaste justo a tiempo querido-mencionó dulcemente Eliza- ya terminamos de preparar la cena.

-¡Y nosotros ya terminamos de poner la mesa!- comentaron al unísono los menores de edad.

-Todo se ve espléndido, la verdad muchas gracias por ponerle tanto esfuerzo- se limitó a decir Alexander.

Pasaron al comedor en donde la cena ocurrió sin muchos inconvenientes se podía sentir en el ambiente felicidad y en todos los participantes del banquete, con excepción de uno. Al tocar las campanadas que anunciaban el 25 de diciembre todos se dirigieron a los pies del Árbol navideño que brillaba de intensos colores para el intercambio de regalos, un momento de lo más emotivo tanto para los Hamilton como para las nuevas integrantes de la familia en ese pequeño momento todo fue perfecto pero muy efímero ya que lo más emotivo tendría lugar al final de la velada.

Al encontrarse ya todos en sus respectivas habitaciones Alexander decidió deambular y observar la satisfacción con la que todos dormían su querida esposa, su pequeño hijo y sus ahora felices amigas y de poco a poco la melancolía reinaba nuevamente sobre su ser. Intentando encontrar las respuestas en la fría noche pudo distinguir que algo aún brillaba bajo el árbol era una caja pequeña pero con decorados en blanco y dorado que fácilmente se confundían en los adornos del mismo.

-Quizás Eliza se olvidó de entregarle un regalo a María o a Susan- susurro mientras se hincaba a recogerlo.

Grande fue su sorpresa al descubrir que era para él y una gran nostalgia le invadió cuando leyó quien se lo mandaba, su querido John Laurens.










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Hola preciosa gente ♡
Aquí les traigo la segunda parte de esta historia tan asquerosamente sad  :'D
La próxima entrega será del capítulo final...
NO SE LO PIERDAN


(sugiero que al último lo lean con una caja de pañuelos al lado) (?)



Aiosh!~

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