No Resistirá Una Vez Más

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Todo el enojo e irritación que sentía se desvaneció en el aire como si fuera humo. En un mundo ideal, el no tendría por qué estar feliz de escuchar eso.

Solo que, bueno, no había mundo ideal y estaba enamorado de YuGyeom, y el simple me gustas lo había dejado desarmado.

Era completa, totalmente en contra de sus principios que lo que había dicho YuGyeom le causará cualquier tipo de regocijo. Inaceptable.
Porque YuGyeom era terrible, un adolescente que no sabía lo que quería. Un Alfa inmaduro todavía.

Había marcado a Jimin horas antes, Dios. El chico no era lo suficientemente maduro como para declararse sin que el casi lo obligara.
Y pese a eso, sabiendo todo eso, todo lo que a YuGyeom le faltaba por madurar y crecer y experimentar, se encontraba jodido.

Jodido porque, las palabras de YuGyeom calaron hondo. Ni siquiera era un te amo, era un simple me gustas. Como un niño de primaria confesándosele a la niña al que le había jalado de las coletas durante el transcurso del año escolar.

Y aún así se sentía en las nubes, completamente feliz por algo tan simple, queriendo lanzar todo a la mierda, de nuevo, incluyendo sus principios y solo dejar que YuGyeom le follara.

Aun si tenía que rogarle por ello.

Tembló. Debía ser el celo que se acercaba lo que le hacía pensar así.

Jinyoung también era joven, pero maduro, sabía lo que quería, y quería a alguien con quien tener estabilidad, una relación duradera, niños.
No ahora, y no pronto, pero algún día.

El problema es que la persona que había escogido no podía darle nada de eso
y su Omega lo sabia, porque al parecer el y YuGyeom no eran parejas destinadas.

Sin embargo, a pesar de todo Jinyoung estaba mal, muy mal. El mocoso lo manejaba a su antojo. Podría ordenarle ponerse de rodillas y el estaría de rodillas. Era un gran, y jodido problema, que no se desataría si YuGyeom no supiera lo tanto que le podía manejar.

El problema, el verdadero problema, radicaba en que quería ser manejado, estaba harto de ocultar cuanto le deseaba, cansado de poner la careta del tipo que no era maleable. El maduro y responsable JinYoung. No todo era mentira, el en verdad estaba orgulloso de lo que se había convertido, en un Omega respetable.

Pero también quería lanzar todo a la borda, toda su representación como chico responsable y confiable. Esa misma que le había catalogado como la "Omma" del grupo. Estaba en su sangre cuidar de los imbéciles de los maknaes.

Quería por una vez dejar de ser el quien cuidará y pasar a ser el de quien cuidaran. Quería sentirse algo de YuGyeom, algo suyo. Que lo atesoraran como algo hermoso.

Era lo que más quería en la vida.

Pero no podía. No todavía. Porque el imbecil al cual amaba todavía no lo veía como algo a lo que atesorar.

Sin embargo, estaba ahí, algo.

Cuando estaban en la habitación y Jungkook se había acercado a el con intenciones de enseñarle un paso del baile que le salía mal. Había aceptado porque en verdad no sabía como hacerlo y no quería preguntarle a YuGyeom. No le molestaba que un menor le enseñara, menos un menor como Jungkook. Que aunque todavía era joven y algo impaciente, era más maduro.

Así que todo iba bien, a pesar de sentir la mirada de su maknae atravesando su nuca. Reprochándole atreves del vínculo que los unía como manada no haberle pedido ayuda a él.

Cuando tropezó con sus pies (Algo de lo que todavía estaba avergonzado, ya que era bailarín) y cayó recargándose sobre jungkook, muy cerca de él. Supo que cualquier otro que mirara desde el ángulo equivocado podía imaginarse otra cosa.

Domesticado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora