Capítulo 1 Kyle

13 2 1
                                    

-¡Dame el maldito dinero!

-Lo siento amigo, pero no tengo lo que buscas.

La mano que rodeaba mi cuello cada vez hacía más y más fuerza, debo admitir que el tipo era fuerte para ser un gordo mecánico que se come 3 bollos al día. Y el puñetazo siguiente en el estómago dolió todavía más, tanto que hasta hizo que me cayera al suelo.

-Solo... necesito tiempo... -dije intentando incorporarme-.

-Ya tuviste el suficiente.

El otro hombre enorme que le acompañaba intentó hacerse el listo intentando quitar la braga que cubría mi cara, caso error si quieres saber mi opinión.

-Yo que tú no lo haría.

-¡No me digas lo que debo hacer!

Como te dije antes, caso error.

-No deberíais haberlo hecho.

Aunque, si te soy sincero, no sé porque le estaba hablando a los cadáveres de aquellos hombres. Debo estar volviéndome loco.

-¿Más muertos? Creo que con estos ya van 200 bajas.

-No lo he hecho aposta y lo sabes.

-Sí... bueno... pero eso no los devolverá a la vida.

-Cállate, Kelemvor.

Mi "querido" amigo sonrío de una forma escalofriante, siempre es así, ya te irás acostumbrando. Intenté ponerme en pie, y a pesar de que pude, el estómago aún me dolía.

-Te ayudaría a andar, pero sabes que no puedo –dijo él-.

-No lo harías aunque pudieras, te conozco demasiado.

-Me has pillado –dijo haciéndose el ingenuo-.

-Son demasiados años contigo.

-Sí, para ser exactos, toda una vida.

Poco a poco podía caminar, e iba apoyándome en la pared del túnel, Kelemvor me seguía de lejos, como si estuviera esperando a que me desplomara justo delante de él, siempre ha sido así de misterioso, así que ya no me producía escalofrío alguno tener a un chaval mirándome todo el rato, la costumbre.

Seguí así durante bastante rato, hasta se me iba pasando el dolor.

-¿Estás seguro de que es por aquí, Kyle?

-Segurísimo, Kelemvor. Por aquí está el clan de Los de Abajo.

-Necesitarás un pago para poder pasar.

-No será necesario.

-Así que los vas a matar...

-Si no hay más remedio tendré que hacerlo.

-Felicidades, ya eres todo un asesino.

-¿Gracias?

Llámalo suerte, coincidencia o como gustes, querida, pero encontré una gran luz, y con ello la entrada del pueblo. Me desplacé más deprisa y acabé enfrente suya. Ante mis ojos se encontraba una gran plaza con tiendas de campaña rodeadas de ruinas de lo que anteriormente fue una estación de metro, y justo en el centro, el mítico pozo de los Ancestros a los que Los de Abajo adoraban y veneraban desde tiempo atrás, o, al menos, eso he oído. No daré muchas más descripciones, por el simple motivo de que ellos se dieron cuenta de mi presencia enseguida, aunque mi objetivo tampoco es que fuera pasar inadvertido. Unos cuantos hombres, con ropas rasgadas, me rodearon con lanzas y me amenazaban con herirme. Parecían animales.

-Solo quiero pasar para subir a la superficie.

Una mujer, con un pelo negro muy pero que muy largo, decorado con una gran trenza, vestida de un modo que parecía una reina, se acercó y se posicionó justo enfrente mía.

-¿A dónde te diriges, viajero?

-Voy a Helheim, al reino de Hela.

-¿Eres un dios?

-Algo así... -dije para mis adentros-.

-Tira el pago en el pozo de los Ancentros.

-No tengo nada que ofrecerte.

-En ese caso no podrás pasar.

-¿No se permiten excepciones?

-¡No!

-Esta bien... lo he intentado...

Me quité la braga y acto seguido. Pum. Todos cadáveres. Me acabo de cargar a todo este pueblo de Los de Abajo. Pero al menos podré pasar, este fue el pago que tuvieron por negarme la salida.

-¿No te cansas de matar a todo el mundo?

Kelemvor había aparecido, otra vez.

-Debo llegar a Hel cueste lo que cueste –dije dirigiéndome a las escaleras-.

-Todo por los tuyos, ¿no?

-Sí... todo por los nuestros.

Al fin, después de tanto tiempo, pude ver la luz del sol al levantar la tapa que lo ocultaba al final de la escalera.


HelheimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora