Cada día me levantaba, cuestionando todo acerca de la vida que tengo simplemente que seguir, donde las opciones se han limitado a continuar con mis obligaciones. Había pasado una noche más, en la cual el insomnio es mi fiel amigo, pronto la alarma sonaría. Hacía tiempo que no tenía sueños, uno de vez en cuando no estaría mal me dije a mi misma mientras salía de la cama.
Observe mi reflejo, las bolsas oscuras debajo mis ojos sólo era un viejo recordatorio de lo que Morfeo me robó. No soportaba verme casi al espejo, no con estos ojos, aún puedo ver su decepción reflejada en ellos. Dándole la espalda comienzo mis obligaciones, saliendo a la sala lo primero que encuentro es a mi madre, ebria hasta el olvido. Me preguntaría qué pasaría sí servicios sociales se enteraran de lo que ella hace, sólo pensar en Seth se me quitan las ganas de imaginarlo.
-Jenna, por favor vete a tu habitación antes de que Seth se levante.- Supongo que un recordatorio de su hijo menor no hace ningún cambio, después que mi papá se fue ella no volvió a ser la misma, eso significó que se acabó todo en alcohol y drogas.
Verla suponía que tenía que aceptar como había terminado, a veces me pregunto sí hubiese sido ese mi destino. Al fin y al cabo tener problemas de adición es más lo mío, su cuerpo tan delgado me ayuda a llevarla sin problemas a su habitación, no debería sentirme mal por ella pero verla tan destruida y saber que no va cambiar ni por sus hijos es un camino sin vuelta atrás.
"Una sobredosis sería una muerte más fácil, que todos estos años de sufrimiento" ya entiendo a lo que ella me quiso decir hace años, después de todo cada quien lleva sus pesares a su manera. Lo único que me mantenía conectada a ella era Seth.
Abriendo la puerta de su habitación, veo a mi pequeño ángel en un halo dorado, cada vez que veo su rostro calma mi histeria. Quien iba a pensar que después de todo él sería el único que me mantiene unida a este mundo. Sentandome al borde de su cama le alboroto el cabello.
-Pequeño, ya es hora de levantarse.- sólo se mueve en respuesta.- Vamos Seth, hoy tiene clases a las 8, si te levantas ya haré tu desayuno favorito.
-Alessa, 5 minutos más.
- Sí en 5 no estás fuera de esta cama, jovencito estarás en serios problemas, bañado y vestido lo quiero encontrar.
Dándole un beso en la mejilla me dirigí a preparar todo para el día de hoy, era lunes y la rutina empezaba de nuevo desde cero, el frío apenas empieza a florecer para estar á comienzos de Septiembre.
Dejando todo listo, me apresuro a alistarme. De por sí tenía dos trabajos, en la mañana soy cajera en un diner cerca de la casa y después de las 2 soy una esclava a tiempo completo para un gilipollas. Que sentido tenía mi vida, mientras ocultaba mis ojos detrás de lentes de contactos color marrón me sentí más tranquila. Podría ser cualquier persona cuando el color azul desaparecía de mi rostro.
-Seth, espero que ya estés comiendo.
Aproximándose a la sala veo su cabello dorado, aún con sus ojos somnolientos se sienta a comer.
-Alessa, necesito nuevos colores para mi clase de dibujo y otros nuevos libros que la profesora nos mando a conseguir.- esto ya me lo venía venir, la otra semana tenía que pagar la renta. Mantener a un niño en crecimiento y dos adultos con un sueldo ya supera el límite estimado de mi finanzas.
-Déjame la lista apenas te deje en la escuela, ¿cómo te has sentido? ¿Nada inusual que no me hayas comentado?- soy muy inquisitiva con él, pero su salud es lo más primordial.
- Ya te he dicho que si me siento mal, te lo haré saber, sabes eres muy tediosa.
-Tal vez lo sea, pero mientras sea tu hermana mayor puedo serlo todo lo que quiera, termina que ya nos tenemos que ir.
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Sin Un Último Adiós
RomanceAlessandra Bellevuene fue alguna vez una chica amable, dulce y sincera. De aquel tipo de persona con la cual es facil conseguir una sonrisa en los días tristes y sin detenerse a preguntar te ayuda. Siendo así las circunstancias de la vida juegan su...