Enredados

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Hilos invisibles nos atraviesan.
Un sólo roce con una cuerda hace que el resto se sacuda, tiemble, tema.

Una caricia hace que muchos sonrian, sean felices, amen, quieran.
Tus actos, no son sólo tuyos.

Sos libre. Pero esa libertad tiene sus límites.
También te vas a enredar con las libertades de otros.

Te van a rozar, raspar, acariciar, pegar, atrapar. Y por último, todos nos vamos a enredar.

Te conozca o no, tu hilo me corta, raspa, quema, acaricia, sostiene y hace que tema.

Pero hay otras personas que se niegan a sentir.
Se niegan a pensar en que con sus acciones pueden tensar, cortar y lastimar otros hilos.

Quizá no quieran aceptar la realidad.
Quizá, no les guste la idea de pensar.
Quizá solo no quieren darse cuenta, de que todos, nos vamos a enredar.
Quizá y sólo quizá no les importe lo que pueda pasar.

Porque todos inevitablemente sólo pueden ver su propio hilo, pero nunca les gusta ver el de los demás...

Demasiado trabajo.
Demasiadas sensaciones.
Sólo pueden sentir verdaderamente unos pocos corazones.

El Almacén de PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora