Los sueños solo son sueños.

545 36 2
                                    


El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.

Baltasar Gracián. 


Draco decidió que para su cumpleaños número once esperaría en la ventana la llegada del búho que tenía su carta a Hogwarts. Lo tenía totalmente calculado, despertaría e inmediatamente -o al menos lo más inmediato que se puede lograr después de desayunar y molestar a los pavos reales, en serio, esas desagradables bestias- y se sentaría en el cómodo sillón junto a la ventana que daba a los hermosos jardines de la mansión a esperar, todo el día de ser necesario. Aún faltaban dos días, por supuesto, pero como se le había enseñado desde que podía hablar, tenía que pensar muy bien en sus acciones antes y siempre tener un plan antes de actuar, por qué y recita a su padre: "Merlín, Draco, no eres un Gryffindor sin educación» Aún le daba un poco de miedo la expresión de padre ese día cuando quiso montar a uno de los elfos.

Pero ¡No se preocupaba por eso! Él ya tenía trazado metas una vez llegue a Hogwarts, el seria clasificado en Slytherin como la buena tradición Malfoy manda, ser el mejor de su generación porque ese era el lugar de un Malfoy y por último pero no menos importante ¡Ser el mejor amigo de Harry Potter! Porque por Salazar tenía que serlo. Él sabía todo que sobre él, como había derrotado al señor oscuro siendo solo un bebé, era impresionante, aunque sus padres murieron y a veces se preguntaba cómo era vivir sin sus padres, su familia no era muy expresiva pero Draco sabía que siempre serian lo primero para cada uno de ellos, ante cualquiera; también sabía que tenía una cicatriz en forma de rayo en su frente como consecuencia de su encuentro con el que no debe ser nombrado y esa era una característica que lo ayudara a encontrarlo, el rubio le enseñaría todo lo que no sabría, le hablaría de Slytherin, la mejor casa, y juntos llegarían a ser el dúo más importante de la escuela.

«Amito Draco, la señora le ordenó a Missy que avise al amito sobre la cena» el 'crack' de la aparición de la elfina lo sobresalto pero le recordó lo hambriento que estaba, bueno pronto sus planes llegarían a completarse.

«Dile a madre que estoy ahí de inmediato»

o

Cinco de junio llegó demasiado pronto y el desayuno fue demasiado largo.

Padre estaba demasiado quisquilloso esa mañana, el día anterior había discutido con mamá porque no quería que fuera a Hogwarts. -¡qué desconsideración!- y madre había alegado que era imposible dejar a su hijo en lugar tan lejos de casa. No era la forma más agradable de pasar la mañana de sus onces primaveras, pero Draco no le importaba, no con todos esos muffins de chocolate, frutas e infinidades de cosas que lucían muy bien que habían en la mesa -Merlín y Morgana bendigan a los elfos, no que lo diría de cualquier forma en voz alta- por lo que mientras disfruta a de sus muffins escuchaba atento a lo que decía su padre. ¡Quién sabe y es algo que él debe tener presente! Su padre era muy sabio en sus comentarios.

«Realmente Narcissa, en Hogwarts aceptan a cualquier...chusma, sinceramente creo que no deberían dejarlos entrar. No son como nosotros, no los educaron para conocer nuestras costumbres. ¡Algunos nunca habían oído hablar de Hogwarts hasta que recibieron la carta, por Merlín! Debería quedar todo en las familias de antiguos magos, no quiero a mi hijo cerca de todos esos sangres sucias y traidores a la sangre.»*

Bueno, pensó Draco, padre en ese aspecto tiene mucha razón, muchos de los sangre sucias no conocían las costumbres y querían imponerse, el leyó mucho de aquello en la impresionante biblioteca familiar, él tenía la teoría que por su culpa se dieron las terribles cazas a brujas y magos por parte de los muggles. Los muggles son peligrosos, repugnantes, embusteros, celosos y animales, ¡lo dicen los libros!. Aunque, a veces se preguntaba por qué a los sangres sucia no se les enseñaba la cultura mágica, nadie lo proponía tampoco, era un poco raro...

The BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora