—¿Has vuelto a soñar lo mismo que la otra vez?
Estaba junto a mi mejor amiga, Sakura, en el club de música. Yo sentada en el taburete del piano y ella encima mío, había sido contarle lo que soñé e inmediatamente empezó a lanzarme preguntas, qué curiosa es esta chica...
—Sí, y por cierto, ¿te importaría quitarte de encima? Pesas mucho. —Dije con todas las de ofender.
—¡Oye! —Me había pegado un pellizco en el pecho.
¿Por qué hace eso? Qué mala costumbre tiene...
—¡Auch! —Me sobé en ese lugar.—¿Se puede saber qué haces?
—Eso mismo te digo yo a ti, me has llamado gorda indirectamente.—Creo que de una manera u otra la he ofendido.
—Podría hacerlo directamente, pero me da pena herir tus sentimientos.—Hoy me he levantado demasiado sarcástica.
—¿Te das cuenta de que te acabas de contradecir?—Se cruzó de brazos.
—Para nada lo he hecho.—Sí que lo he hecho.
Se levantó de encima mío y se puso bien la falda del uniforme escolar.
—¿Y no te parece raro soñar lo mismo una y otra y otra vez?
—Si y no, de pequeña soñaba muchas veces que me caía por un precipicio y no significaba nada.
—En realidad sí que significa algo, todos los sueños tienen un significado.
—¿Y qué significa soñar con una familia rompiéndose?
Se quedó pensativa un buen rato, luego volvió a hablar.
—Tal vez es que estás traumada porque tus padres nunca han estado contigo.
—Créeme, eso es lo que menos me importa ahora mismo. —Puse las manos sobre el piano y empecé a tocar.
Mis dedos empezaron a moverse solos por el piano, creando así una preciosa melodía.
Pude notar la mirada de Sakura posarse en mí y para nada me sentí incómoda, porque sé que ella está sonriendo.
—Vaya, eso ha sido precioso... —Justo había terminado de tocar la última nota cuando escuché a mi mejor amiga decirme eso.
—Pues no te lo vas a creer, pero... no la había tocado antes.
—¿Qué? ¿en serio?
—Pero... me suena de algo.
—Te están pasando cosas muy raras últimamente, Yashiro.—Se rió.
—Ya... —Me levanté y la miré, sonriendo. — Y me gusta.
Siendo sincera... nunca me ha pasado algo interesante, he tenido una vida bastante aburrida, y últimamente eso está cambiando, me siento feliz.
Y asustada, un poco.
¿Qué me deparará el futuro?
— ——————————
Al día siguiente, sábado, 11:50 pm.
Me encuentro ahora mismo justo delante del espejo, peinándome. La verdad es que he dejado crecer bastante mi pelo y cada vez se hace más difícil de peinar, se me hacen bastantes enredos durmiendo.
Hoy he quedado con Sakura para dar una vuelta por Akihabara, uno de los barrios más otakus de Japón. Lleva tiempo queriendo ir porque han abierto una tienda nueva que tiene figuras de anime muy baratas, espero que sea verdad. No soy muy fan del anime pero alguno que otro me he visto con ella.
—¿Dónde he dejado el móvil?—Dije al salir de el baño.
Empecé a buscar como una loca entre toda la ropa que tenía tirada en la cama y no lo encontraba, si no sé a la hora que hemos quedado no puedo ir a ninguna parte.
—Por esto no me gusta salir, siempre pierdo el móvil.
Cuando lo encontré, revisé la hora de la quedada y grité.
—¡EN 10 MINUTOS TENGO QUE ESTAR EN AKIBAHARA, AAAAAAAAAAH!
Salí escopetada de mi cuarto, sin arreglar nada.
A veces puedo llegar a ser un desastre...
Akihabara, en frente de la estación, 12:30 pm
—¡NO VUELVO A QUEDAR CONTIGO EN LA VIDA, YASHIRO!—Se cruzó de brazos, apartando su mirada de mí, estaba bastante enfadada.
—LO SIENTO MUCHÍSIMO DE VERDAD.—Me incliné varias veces, pidiendo perdón.
—¡Un lo siento no basta! Habíamos quedado a las 12:00 aquí, justo en frente de la estación... ¡y llegas media hora tarde!
—Lo sé, lo sé, pero se me había perdido el móvil y...—Vi la cara que Sakura me estaba poniendo de: "siempre te pasa lo mismo".—Te lo digo en serio, Sakura, se me perdió el móvil y cuando vi la hora faltaban diez minutos para estar aquí, tenía que coger un tren pero justo cuando llegué a la estación se me escapó uno, así que tuve que coger el siguiente, lo siento mucho...
Mi mejor amiga suspiró y se acercó a mí.
—La última vez que lo haces, la última, ¿oíste?—Me cogió de la oreja.
—¡Ayy! S-Sí, tranquila, déj... ¡ay! ¡suéltame la oreja!
—Es tu castigo.—Me soltó.—Ahora vayamos a esa tienda de manga, ¡necesito las figuras de mis waifus! —Y salió corriendo.
Me espera un largo día.
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Reencarnación de una melodía
Ficção AdolescenteYashiro, una adolescente de 17 años, se encuentra sola en un mar lleno de recuerdos, que ni ella misma conoce. No sabe el por qué de esas pesadillas que la atormentan, pero tiene que hacer "algo" para calmar esa incertidumbre que desde siempre la ha...